Un espectáculo verdaderamente bochornoso fue el que ocurrió ayer, cuando el senador colorado oficialista Julio César Velázquez, vicepresidente segundo del Senado, se autoproclamó presidente de la Cámara Alta, desconociendo la autoridad del verdadero titular, Roberto Acevedo, y del vicepresidente primero, Eduardo Petta, quienes estaban presentes en la sala, y decidió dar entrada a un proyecto de modificación del reglamento interno, como un paso previo para la presentación del plan de enmienda de la Constitución y así poder lograr la ansiada reelección presidencial.
En la práctica, el acto político implicó la instalación de un Congreso paralelo, que puede interpretarse como un intento deliberado por provocar una ruptura del estado de derecho. El tenso ambiente instalado desde la víspera, cuando policías y militares rodearon el local del Congreso, obedeciendo a una orden superior, ya contribuyó a dar una patética imagen de cómo se manejan los conflictos políticos en nuestro país.
La crisis del Senado concentró la atención de la opinión pública durante todo el día, opacando el preparativo de la tradicional marcha campesina anual que se realiza en la fecha, e incluso la expectativa que había en la población acerca del partido de fútbol entre las selecciones de Brasil y Paraguay. Como continuación de la misma maniobra, en horas de la tarde, 25 senadores oficialistas, luguistas y llanistas realizaron su propia sesión extraordinaria en la sede de la bancada del Frente Guasu, en la que aprobaron la modificación de los artículos 11, 41 y 117 del reglamento interno de la Cámara, lo que les permitirá convocar a un referendo para enmendar la Constitución.
La discusión sobre la validez o no del acto realizado va camino a un pleito judicial, lo cual puede suponer un largo camino, salvo que haya decisión política de favorecer con premura a una de las partes. Sea cual sea el resultado, la opinión pública nacional e internacional ha asistido ayer a un triste espectáculo y la imagen que les queda grabada es la gran facilidad con que se siguen atropellando las instituciones democráticas en el Paraguay.
Este es también el ambiente en el que se celebrará desde mañana en Asunción la Asamblea del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del cual participarán unas 60 delegaciones y más de 2.000 visitantes extranjeros. Esta es la imagen que se llevaran los participantes.
Además, con toda seguridad, el efecto negativo de lo ocurrido afectará a la legitimidad del próximo gobierno que pueda resultar electo en los comicios generales de abril de 2018.