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La noche fresca de luna se prestó para un show completo. El colmado court central del Yacht quedó perfecto para el recital que se inició minutos después de las 22.00. La característica voz ronca de Andrés, sentado frente a su teclado, hizo aparición con la noventera “Mi Enfermedad”, coreada al pie de la letra por un público eufórico.
La primera parte del show continuó con “A los ojos”, “Todavía una canción de amor” y “Crímenes Perfectos”. En apenas 20 minutos de espectáculo, el court central estalló coreando las canciones. Un Calamaro sentado en su piano saludó con un ¡"buenas noches Paraguay”!.
La última producción discográfica de Calamaro “Bohemio Tour”, nombre que dio a su gira, presentaba canciones todavía poco difundidas en nuestros lares. Presentaba así al público, temas del nuevo repertorio, empezando con el primer corte promocional “Cuando no estás”, quizá la canción más pegadiza y difundida del último disco.
Calamaro subió a escena con todo su equipo, incluido el salmón colgado del micrófono y el mate amargo que se cebó y compartió para dar paso a “Bohemio” y “Rehenes”, ésta última acompañada con un atractivo fondo visual en pantalla. Continuaron “Plástico Fino” y “Tantas veces”, sencillos breves y con letras profundas y hasta románticas.
Característica del compositor argentino, la ingeniosa conjunción de ritmos latinos con el rock. Siguió de esta manera con reggae, cumbia y milonga a través “Tres marías”. El público volvió a estallar coreando “Tuyo Siempre”. Emocionante clímax del show.
Como homenaje al legendario músico neoyorquino Lou Reed, fallecido recientemente, Calamaro entonó con su peculiar inglés “Hey Joe, take a walk on the wild side”. Con un rasgueo grueso de las guitarras, continuó “Me arde” y Andrés no pudo dejar de mencionar a Mick Jagger.
Tampoco pudo faltar la influencia española en Calamaro. Hasta corridas de toros se proyectaron en pantalla ante el delirio del propio protagonista de la noche.
La segunda parte fuerte del concierto llegó con los temas “Estadio Azteca”, “Te quiero”, “El Salmón” y “Sin Documentos”. Sin dudas, el repertorio incluyó clásicos de todos sus discos.
Recordando a Charly García, Calamaro lo alentó a recuperarse de la recaída que tuvo el mítico Charly en Bogotá este fin de semana. Seguidamente llegó el tango que antecedió a otro hit: “Flaca, no me claves tus puñales...”.
La noche entraba en su epílogo y Andrés no se olvidaba dónde y frente a quiénes estaba actuando. Mencionó con auténtica convicción: “Ajenos pero no ingenuos... ¡Acompañamos a Paraguay en su lucha y su protesta!”. Los papeles higiénicos hicieron su aparición y el público nuevamente estallaba en gritos. El músico jugó con la coyuntura política y social del país, recordando la manifestación de los indignados del viernes último en Asunción.
Antes del cierre, Calamaro y su banda hicieron su reaparición con “Alta Suciedad”. Ensordecedora ovación de los presentes.
Para recordar a sus amigos en la noche en que no faltó nadie, sonaba “De música ligera”, de Gustavo Cerati y su Soda Stereo. La noche terminaba con “Los Chicos” y la proyección de figuras desaparecidas de la música y el espectáculo latinoamericano, aparecieron en pantalla desde Gardel, Aníbal Troilo, El Negro Alberto Olmedo, Rodrigo El Potro Cordobés, hasta Julián Infante, Papo y el Flaco Luis Alberto Spinetta, máximo inspirador del “Bohemio” Calamaro.
Inmensa ovación del público. Un emocionado Andrés, sosteniendo la bandera paraguaya, no pudo con las lágrimas. Tras un gesto grandioso al besar el símbolo patrio y el escenario, tardó minutos en irse luego de casi dos horas de un fantástico show.
Fue su cuarta presentación en Paraguay (1998, 2008, 2010). Calamaro sigue tan vigente como en sus inicios en los 80 y 90. “El Salmón” se lleva otro recuerdo gratísimo de Paraguay. Un show completo al que no faltó nadie.