Eso es lo que cuenta La forma del agua, una preciosa y delicada fábula con la que Del Toro logró el mayor éxito de su carrera, empezando por el León de Oro de Venecia, que logró en setiembre y continuando con los dos Globos de Oro de hace un mes y con las 13 nominaciones para los Oscar, que se entregan en poco más de dos semanas.
Una película en la que el director utiliza a un monstruo como símbolo del amor y como espejo del racismo, el sexismo y el clasismo que dominaban EEUU en el año 1962 en que se desarrolla la historia y que “siguen vivos ahora”, dice.
“No hemos progresado mucho y la idea era esa. Vivimos en un tiempo en que nos dicen los políticos todo lo que nos hace diferentes, lo que nos separa, lo que no nos une y a mí me interesaba muchísimo enseñar el poder del amor”, explica Del Toro en Venecia.
Una historia protagonizada por la británica Sally Hawkins como Eliza, una limpiadora muda que trabaja en un centro de investigación del Gobierno estadounidense. Y allí conoce a un monstruo marino con el que mantiene una tierna y compleja historia de amor.
Un monstruo que, como resalta Del Toro, no tiene una connotación negativa. “En la fabulación mexicana no es negativo, es parte de la naturaleza y creo que es profundamente mexicano”, asegura Del Toro de su criatura, un “ente” como le gusta llamarlo.
EFE