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Los Transformers también evolucionan. No solo en el acto de transformación en sí mismo, sino en la forma de encarar sus historias. Ahora ya queda claro que cada entrega será independiente –o casi independiente– de las anteriores, como es lo que ocurre con otras series del mismo género.
Ahora bien, en otras cosas siguen estancados y no han evolucionado para nada. Siguen haciendo guiones tan confusos como sus batallas. Aunque se puede seguir un cierto hilo conductor, los detalles son engorrosos y desconectados entre sí.
Dentro de la maravilla visual y sonora que siempre nos traen estos personajes, hasta ahora no logran ensartar una historia coherente, o que al menos tenga buen gusto. Es obvio que Michael Bay no tiene el talento para unir ambas cosas. Algunas escenas están óptimas, como la batalla inicial en la Edad Media. Pero no intente encontrar una conexión o, menos aún, coherencia con lo que le contaron en el capítulo 4 y menos aún en el 3.
Tampoco se entiende, por ejemplo, por qué los personajes deben comportarse como caricaturas. Aunque el segmento al que se apunta sea el infantil, no es necesario que los actores sobreactúen o hagan payasadas. Muchas películas infantiles no necesitan recurrir a eso para lograr la aprobación del público. Con toda la banda sonora creando un ambiente épico, tenemos a los protagonistas comportándose como serios y luego como bufones, creándose más confusión de lo que ya en sí el guion acarrea.
Hasta ahora, lo mejor de esta ya larga historia de los Transformers entre nosotros fue la primera entrega. Luego siempre han dejado la sensación de aquello que reluce por fuera, pero que es vacío por dentro. Si busca buenos efectos sonoros, y espectaculares escenas con efectos especiales, esta es su película. Pero no pierda el tiempo buscando buen contenido. Esto es algo que ni en la Tierra y en Cybertron existe.
Calificación: * * 1/2 (regular a buena)