28 abr. 2025

Un sueño continental que se transformó en una pesadilla

El humilde club Chapecoense de Brasil quedará marcado a fuego tras el 28 de noviembre, donde perdió a su mejor plantel de fútbol en una de las tragedias aéreas más impactantes que involucran al deporte en los últimos años.

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Trabajos. Rescatistas inmersos en el lugar de la tragedia, rescatando a sobrevivientes y fallecidos en el vuelo del Chapecoense.

El avión transportaba 77 personas (22 jugadores, 9 tripulantes, 21 periodistas y 25 miembros de la comisión directiva y del cuerpo técnico) se estrelló contra Cerro Gordo a las 22.00, hora local, cuando realizaba el descenso al Aeropuerto Internacional José María Córdova de Medellín.

En su descenso, el comandante de la aeronave notificó a la torre de control que contaba con problemas eléctricos, pero no emitió la alarma de “mayday” (auxilio).

Conflictivo. La delegación de Chapecoense tuvo que modificar sus planes en el trayecto hacia Medellín, tenía arrendado un charter para volar desde São Paulo hasta la ciudad colombiana sin escalas, pero la Autoridad de Aviación de Brasil (ANAC) no permite que aviones con matrícula boliviana realicen vuelos charters directos entre Brasil y Colombia.

Ante esa negativa, la comitiva tuvo que hacer una escala en Santa Cruz de la Sierra, tras ocho horas de viaje, abordaron el vuelo de Lamia que terminaría siendo el del accidente.

El avión de la tragedia era un Avro Regional Jet 85, con una capacidad de vuelo de 2.963 kilómetros y según lo registrado por radares el vuelo le tomó unos 2.975, por lo que la hipótesis de una falta de combustible está entre las primeras del siniestro para los investigadores aeronáuticos.

Azar. Pese a estar en el manifiesto de pasajeros de la aeronave siniestrada, cuatro ciudadanos brasileños, un directivo del club Chapecoense, dos políticos y un periodista, acabaron quedándose en tierra y esquivaron la tragedia.

“Por esas cosas de la vida, que solo Dios sabe, me acabé quedando”, dijo Luciano Buligon, el alcalde de la ciudad sureña de Chapecó, que debió tomar el vuelo en São Paulo, pero por cuestiones administrativas de la ciudad no pudo llegar al aeropuerto.

Buligon encabezó los actos en el estadio Arena Condá donde miles de fanáticos y ciudadanos de Chapecó despidieron de forma simbólica a los fallecidos en la tragedia que golpeó a Brasil y dejó en luto a todo el mundo.