Por Alejandra Vázquez | avazquez@uhora.com.py
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Inspirada en todas las cosas que le gustan, el diseño, los cómics, el color y la belleza susceptible a ser encontrada en cualquier lugar, Verónica Saldívar Armadans encontró un escape creativo distinto a su trabajo como diseñadora gráfica.
Después de una conversación con sus colegas y amigas, decidió que sin saber coser y sin experiencia en el mundo de la moda, igual intentaría una línea de ropa interior, pero según sus propias reglas y antojos. Ella, así como muchas de las mujeres con quienes consultó, quería vestir algo que “no marcara”, entonces la primera decisión fue hacer modelos sin goma, de telas bien suaves.
El paso siguiente fue definir la esencia misma del producto: serían bombachas (una palabra que a Vero le encanta), con el estilo visual del pop art y otras con temáticas de superheroínas, como la Mujer Maravilla y Beatrix Kiddo, el atractivo y vengador personaje de Uma Thurman en el filme de Quentin Tarantino Kill Bill.
Desde un principio, Vero supo que la imagen de sus creaciones, a las que llamó Bombachas Shururú (celular: (0981) 468-373), no serían modelos reales. Ella prefería mostrar sus diseños en la silueta de una alcancía costumizada, La cochi maravilla, que adorna la página www.bombachashururu.blogspot.com
Los cómics también serían parte importante de las Bombachas Shururú, promocionarlas, darlas a conocer en ese contexto de cuadritos, colores e historias era la mejor manera de hacerlo. Solo quedaba materializar la idea. Vero llevó su proyecto a un taller de costura, pero no había quién se animara a comprometerse con algo que se perfilaba como un negocio pequeño, de trabajo minucioso y quizás hasta poco redituable económicamente.
A Vero no le importaba. “Seguí golpeando puertas. Preguntando, preguntando, logré dar con una señora que tiene su taller en Luque y que cose con su marido. Ellos con toda la predisposición del mundo se animaron a hacer este experimento porque era algo nuevo para todos”, cuenta.
Con más audacia que experiencia, la nueva sociedad se dispuso a trabajar. Vero ocupó sus noches y fines de semana para poner manos a la obra.
Con ayuda de la costurera, hacía los moldes. Luego pasaba a cortarlos. “Para cortar, los primeros meses era terrible. Una vez me tomó toda una tarde y creo que corté tres. Adelante por ejemplo era una tela, atrás otra, la pretina de adelante de un color, la de atrás de otro color. No entendíamos mucho, pero fuimos entrando en práctica después”, explica la diseñadora.
Artesanal y especial
Tenían tres modelos: tanguitas, culottes y un modelo intermedio. Para establecer el tamaño Vero utilizó a sus amigas. Hizo pruebas con las más altas, las más bajas, las más grandes y las más chiquitas. De esa manera, ninguna se quedaba sin sus interiores pop.
Después de muchos días y varias horas, por fin se estrenó la primera tanda de tan solo 32 bombachas. En una mañana se vendieron casi todas. Para la noche, apenas quedaron cuatro, que inmediatamente también encontraron compradoras.
Vero estaba más que sorprendida, primero por la receptividad de la gente y segundo, porque no se imaginaba que algo como las ropas interiores pudieran dar tanto espacio para la libertad creativa. No es muy rentable, las vende a solo 25.000 guaraníes cada una. Pero era algo que ella quería hacer.
“Yo me paso haciendo en la oficina cosas para otros, logotipos para otros, diseños para otros. Incluso, nunca hasta ese momento había tenido una tarjeta personal. En casa de herrero cuchillo de palo. Pero ahora tengo algo que es mío realmente”, dice.
Con este emprendimiento, la diseñadora gráfica también se permitió romper ciertas reglas, que no puede trasgredir en su faceta profesional, desde la combinación de colores o el hecho de que hasta el momento la promoción, supera al producto. A menudo, el stock se agota y habrá que esperar a la siguiente tanda.
Con el tiempo, la intención es buscar la manera de optimizar los procesos de confección y hacer una producción más masiva, sin perder esa esencia colorida y artesanal, tan shururú.
“Encima yo tengo que luchar bastante con mis manías. A veces, plancho y vuelvo a planchar todo hasta que quede perfecto, veo un hilito suelto por ahí y me vuelvo loca. Pongo mucho empeño en todas y cada una de las bombachas, porque quiero que estén de la mejor manera posible y que tengan mi sello personal”, cuenta Vero.
Quizás por eso es que al entrar al blog se puede entender exactamente el espíritu de la colección y los intereses de su creadora, quien define a la imagen de la página como una “especie de Daisy Fuentes en sus primeras épocas en MTV”. Luego suelta una carcajada y es obvio que para ella crear es divertirse.
La encargada de ejecutarlo fue la directora de arte Noelia Pérez, aunque muchos de los colegas de Vero colaboraron con el proyecto. “Tengo la suerte de trabajar en un ambiente con mucha creativa, y todos aportan algo”, asegura.
Quien compre algunos de los modelos recibirá sus bombachitas en una bolsita a cuadros, negros y blancos, con una etiqueta que sirve de tarjeta también, y un llamativo lazo rojo. Desde la presentación misma, la palabra pop está escrita por todos lados.
“Ninguna bombacha es igual a otra. Tienen estilos similares, pero a todas les cambio algo. Esto que empezó como una idea loca, es ahora algo que quiero seguir haciendo y verlo crecer. Yo creo que cuando alguien tiene una idea, debe hacerla y seguir sus instintos; es eso lo que yo hice y estoy muy feliz”, comenta.
Para ponerle color a un día como cualquier otro, sentirse un poco juguetona, imaginar que por dentro una superheroína se prepara para salir o simplemente porque aportan algo distinto, sensual y divertido, las Bombachas Shururú son para mujeres de todas las edades, de todas las formas y hay para todos los gustos.