“Llegamos a Dubái tras casi 22 horas de vuelo desde Asunción, con una breve escala y cambio de avión en el Aeropuerto Guarulhos de São Paulo. Nuestro viaje de 27.000 kilómetros, ida y vuelta, en el Boeing 777-300ER de Emirates Airlines, no solo ha sido la travesía aérea más larga que hemos hecho hasta la fecha, sino por lejos, el vuelo directo más placentero que jamás hayamos realizado”, comentó Celia.
Refirió que no es poca cosa partir de Sudamérica, cruzar el Atlántico, atravesar la Línea del Ecuador y flanquear de punta a punta el continente africano (sin haber pisado tierra) con una aerolínea considerada entre las mejores del mundo.
Con respecto al aeropuerto de Dubái: “Admito que fue misión imposible encontrar palabras que describan con precisión la grandiosidad, organización, modernidad y el lujo de sus tres terminales”, indicó.
Según Celia, en Dubái todo es monumental: el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo con 832 metros de altura y 262 pisos; el hotel más caro del mundo, el Palacio de los Emiratos de Abu Dhabi cuya suite real cuesta USD 200.000 por noche; la Policía tiene una flota de Lamborghinis y Ferraris; hay un shopping con una pendiente en su interior para esquiar y no satisfechos aún con todo esto, de día y de noche construyen más rascacielos que una vez terminados harán palidecer a Nueva York.
En Dubái, como no tienen pozos ni canales de agua dulce, están desalinizando el mar. Tienen la única isla artificial del mundo en forma de palmeras del dátil y el primer archipiélago artificial del mundo con 300 islas también artificiales. El Hotel Burj Al Arab es el único en el mundo con clasificación de siete estrellas y el Palacio de los Emiratos en Abu Dhabi recoge a sus huéspedes del aeropuerto en vehículos Rolls Royce.
Con una sonrisa en el rostro, Celia cuenta que nunca ha salido del continente americano y que sin duda es una experiencia única la que tuvo.
“Personalmente me sentí divinamente afortunada por haber vivido lo que viví en esos inolvidables días en Dubái y a todos los que quizás tengan el mismo ensueño que yo tuve de visitar una tierra de fantasía, les digo: espera lo inesperado que sí te llegará y con mayor razón si sos lector del Diario Última Hora”, puntualiza.
“Quiero agradecer a los propietarios del Diario Última Hora, Don Antonio J. Vierci, y a su señora esposa, Ana María Yakisich, y al señor José María González del Departamento de Marketing, así como a la agencia de viajes Comdetur y en recuadro especial a la señora Sonia González Olguín, por haber diseñado y organizado un programa tan perfectamente sincronizado”.