Sergio Cáceres Mercado
sergio209@lycos.com
Guillermo del Toro cuando escribe sus guiones gusta siempre dar un marco histórico bien patente a sus tramas fantásticas. Esta vez se sale de la guerra civil española y va a la Guerra Fría en Estados Unidos. Estamos ante una gran película, que al mismo tiempo es un homenaje al cine y a la televisión; las referencias a series y películas, y a toda la cultura norteamericana exportada por tales medios en la década de los 60, es el trasfondo donde se desarrolla este particular drama amoroso.
Este encuentro entre dos seres aparentemente diferentes, incluso, biológicamente hablando, al final resulta reparador para ambos. Mientras la protagonista, Elisa, va adentrándose más en su relación con un ser en principio extraño a todos, un mundo de valores se opone a su esfuerzo. De este modo la película es una alegoría al aislamiento en que estamos muchos por no poder comunicarnos. Ella logra empatizar de un modo que nunca lo había hecho con sus congéneres humanos. Al final, nuestro materialismo y egoísmo son los mayores obstáculos que ella encuentra en su camino por reconciliarse con el mundo y ella misma.
Pero no es solo Elisa quien sufre de la incomunicación. Al final sus dos amigos, una que hace de compañera de trabajo, y otro, quien es su vecino, encontrarán ellos, a su modo, que también son seres solitarios que nunca se han podido comunicar con los demás. Por eso deciden apoyar a Elisa en su cruzada, porque finalmente la comprenden. Esta fábula con elementos engañosos, donde los malos no lo son tanto, también se aplica al caso de los eternos antagonistas de la Guerra Fría, rusos y norteamericanos.
Sally Hawkins muestra una vez más su gran talento, y no le queda en saga Michael Shannon en su papel de villano. Del Toro recurre una vez más a Doug Jones para encarnar a una criatura extraña, tal como lo hizo en varias películas de aquel. Por supuesto, el diseño de producción es de lo mejor que tiene esta película, ambientándonos epocalmente en unos años que ya pasaron pero que muchos recuerdan bien.
Guillermo del Toro vuelve a entregar un fruto de su imaginación, con elementos que son conocidos de su gusto muy personal, pero que ahora se presentan visual y narrativamente en clave poética de gran inspiración.
Calificación: ***** (excelente)