Al principio, solo dejaban sus bicis unos amigos suyos que trabajan en el microcentro capitalino. “Corrió la voz y aparecieron un par de personas que dejaron sus bicis durante tres meses”, señala sobre sus primeros clientes provenientes “de barrios o ciudades periféricas”, como Lambaré y Fernando de la Mora.
“Más que nada hicieron la prueba de venir a Asunción todos los días en bicicleta. Pero las permanentes lluvias del año pasado hicieron que dejaran de lado venir en bici”, indica Richard y acota que la clientela aún es reducida en virtud a que el servicio es requerido de forma intermitente.
Modalidad. A los que dejan de lunes a sábados ofrecen un combo mensual que incluye un mantenimiento full de la bici, ducha, agua fría o caliente, frutas y próximamente, café. También cuentan con una hamaca para el descanso.
“Si usás todos los días la bicicleta sí o sí tenes que hacerle mantenimiento, por lo menos una vez al mes”, apunta.
También tienen paquetes especiales para los que solo quieren dejar su biciclo y ducharse –sin la revisión técnica– como para aquellos que desean dejarlo un día y asearse antes de dirigirse a la oficina (ver info).
Hoy el local Ciclista Róga, ubicado sobre Gral. Díaz c/ Don Bosco, tiene espacio para unas 20 bicicletas bajo techo y prevén ampliar el patio para poder alojar a 50 biciclos.
La temporada alta empieza en los meses de vacaciones de verano, desde mediados de diciembre hasta marzo: “Después baja, pero tenemos la idea de potenciar el uso de la bici en el invierno. Es por eso que estamos preparando la ampliación del local”, refiere.
Desde que abrieron calcula que al menos 30 ciclistas, de forma esporádica, han dejado sus bicicletas en la guardería.
Cicloviajeros. Cada año, dice, albergan a ciclistas de otras latitudes que recorren a pedal diferentes países y a quienes no les cobran la estadía. Incluso, les asisten con paseos guiados por el casco histórico asunceno.
Richard espera que se habiliten más lugares así y que se forme una “red de guarderías” para facilitar mínimos servicios y seguridad, ya que en varios sitios “ni siquiera te permiten recostar la bici en la pared”.