El 13 de agosto es la fecha en que se cumplen 50 años del Tratado de Itaipú, por lo que también se inicia el proceso formal de renegociación. Si bien la mirada está puesta en las condiciones financieras establecidas en el Anexo C, el presidente electo, Santiago Peña, señaló que no existe impedimento para la revisión del Tratado completo, incluidos los anexos A y B.
En adelanto a este proceso, esta semana Santiago Peña se reunió con el presidente Lula da Silva, del Brasil, anticipando un buen escenario para el país según las manifestaciones de la nueva autoridad, próxima a asumir. La toma del poder se producirá el 15 de agosto, solo dos días después de las cinco décadas del Tratado.
Si bien Paraguay cuenta con la represa de Itaipú, una de las mas grandes del mundo, su matriz energética sigue estando caracterizada por el alto peso de los combustibles fósiles y por la biomasa. Y no solo eso, esta estructura corre peligro de profundizarse teniendo en cuenta que no existen planes serios y de amplio alcance para su transformación. Al contrario, se están instalando grandes empresas basadas en el uso de biomasa y gran parte de los incentivos terminan beneficiando a la matriz actual.
Sobre el encuentro realizado con el mandatario brasileño se sabe poco. La información proporcionada señala que hay una buena predisposición de parte del país vecino de negociar un nuevo acuerdo que beneficie a ambas partes, aunque al no haber una estrategia definida y no contar el país con un equipo negociador con la relevancia técnica y profesional con que cuenta la contraparte, será difícil lograr el mejor resultado posible.
De hecho, Brasil ya avanzó reduciendo la tarifa de energía. Este país consume la totalidad de la energía producida por la represa y teniendo un fuerte peso el sector industrial, esta medida impacta enormemente en la estructura de costos de los bienes y servicios producidos en dicho país. Pero, además, las autoridades brasileñas tienen la presión de reducir aún más este precio.
Paraguay, en cambio, consume poca energía eléctrica y vende gran parte de la misma, por lo que una reducción de la tarifa en un contexto de bajo nivel de aprovechamiento de esa ventaja no es la mejor opción, por lo menos hasta que modifiquemos no solo la matriz energética sino también la estructura productiva.
En el marco de la campaña electoral, Santiago Peña prometió la creación de 500.000 empleos aprovechando la oportunidad que nos da contar con energía limpia y barata. Esta promesa puede ser la excusa para aceptar un acuerdo beneficioso solo para Brasil. Sin un plan de industrialización, una reforma de los sistemas de incentivos que operan en nuestro país, un aumento drástico de los niveles educativos y un impulso a la formalización laboral, no solo no se generará esa cantidad de empleos sino que además los pocos que se abran serán de baja calidad, sumando empleos precarios, de limitada productividad e ingresos y sin seguridad social.
El proceso de negociación no solo afectará al Tratado de Itaipú. Brasil es el país más grande de la región y uno de nuestros principales socios en materia económica y comercial. Adicionalmente, ocupa un lugar central en la dinámica geopolítica mundial, por lo cual un buen relacionamiento con este país vecino es de vital relevancia para Paraguay. Este buen relacionamiento no debe sostenerse en concesiones que nos perjudiquen, sino en una negociación basada en principios y acuerdos que beneficien a ambos países en el marco de un proceso respetuoso y transparente de ambas partes.