Según fuentes gubernamentales estadounidenses, Washington estuvo coordinándose en ese periodo con aliados como Israel, Reino Unido y Francia para reforzar las defensas aéreas israelíes, pero también hubo contactos con otros países como China, India, Turquía e Irak para evitar una escalada regional.
Cada detalle de la respuesta fue diseñado personalmente por el presidente estadounidense, Joe Biden, según una de esas fuentes.
Irán había dejado clara su intención de responder al ataque del 1 de abril contra su consulado en Damasco, atribuido a Israel y que causó la muerte de seis sirios y siete miembros de la Guardia Revolucionaria iraní, entre ellos dos generales.
Cuando la Casa Blanca recibió información que apuntaba a una inminente ofensiva iraní, empezaron los preparativos.
Los secretarios de Estado, Antony Blinken, y de Defensa, Lloyd Austin, empezaron a llamar por teléfono a aliados de Estados Unidos e incluso a países con los que tiene una relación tensa, como China.
Comunicación con Teherán a través de Suiza
También se estableció un canal de comunicación con Irán a través de Suiza, que suele actuar como intermediario entre Washington y Teherán, que no tienen relaciones diplomáticas.
Como parte de los preparativos, Biden ordenó el envío a la región de aviones, destructores con sistemas antimisiles, activos que luego fueron clave para neutralizar una parte de los 150 drones explosivos, más de 100 misiles balísticos y 30 misiles de crucero que Teherán lanzó contra territorio israelí.
Los cazas estadounidenses F-15E Strike Eagle derribaron unos 70 drones; una batería Patriot situada en Erbil (Irak) destruyó un misil y los destructores desplegados en el mediterráneo USS Carney y USS Arleigh Burke interceptaron entre cuatro y seis misiles balísticos durante el ataque.
Los preparativos fueron tan intensos que incluso interrumpieron la visita de Estado del primer ministro japonés, Fumio Kishida, a quien Biden ofreció el pasado miércoles una cena de gala.
En un momento de esa visita, Biden tuvo que apartarse a un lado junto a Austin y su asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, para autorizar el despliegue de otro destructor a la región, detalló uno de las fuentes estadounidenses.
Una vez que comenzó el ataque iraní, la cúpula de seguridad de EEUU, incluidos Blinken, Austin y Sullivan, empezaron a coordinarse con las autoridades israelíes y Biden, que pasaba el sábado en la localidad playera de Rehoboth (Delaware), tuvo que poner rumbo a la Casa Blanca.
Tensión en la sala de crisis
En la sala de crisis de la Casa Blanca, la Situation Room, Biden siguió muy de cerca la respuesta al ataque iraní. Según narró un funcionario estadounidense, hubo especial tensión cuando Irán lanzó un centenar de misiles balísticos que amenazaban con superar las defensas israelíes.
Sin embargo, una vez que fueron neutralizados, algunos fuera de la atmósfera terrestre, en la sala de crisis se respiró “cierto alivio”.
En la red social X, Biden publicó una foto de esos momentos críticos en la sala de crisis, en la que se ve al propio presidente con gesto serio, sin corbata y hablando con sus asesores.
No aparece en la foto la vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris, quien ha pasado los últimos días en el oeste del país, ya que el viernes tuvo un acto de campaña en Arizona y este lunes estará en Nevada.
Gracias a todos esos preparativos, Israel –con la ayuda de Estados Unidos, el Reino Unido y la vecina Jordania– logró interceptar el 99% de los misiles y drones iraníes, de forma que la ofensiva no causó muertes, pero sí dejó herida de gravedad a una niña de siete años y se registraron daños leves en una base de la Fuerza Aérea en el sur del país.
Según una de las fuentes gubernamentales, Biden se convirtió en el primer presidente estadounidense en defender directamente a Israel de un ataque.
Una situación sin precedentes que ha despertado nerviosismo en capitales de todo el mundo y ha llevado a Estados Unidos a instar a la contención a Israel para evitar una escalada que desemboque en un conflicto a gran escala en Oriente Medio.
Fuente: EFE