Están en la familia, en el trabajo y entre los amigos, pueden ser la pareja o el jefe. Lo cierto es que estas personas problemáticas intoxican la salud mental y absorben la energía de quienes se relacionan con ellos.
La psicóloga terapeuta Mabel Martínez Pérez explica que este tipo de individuos genera dolor, incertidumbre y angustia, pero si se sabe reconocerlos y se aprende a tratar con ellos, “la tarea se hace más llevadera” y se puede salir “menos afectado”.
La profesional agrupa a estas personas por sus características más comunes y las clasifica en 13 tipos:
1- El generador de culpa: Es el especialista en hacer sentir culpables a los demás. La culpa causa bronca, deseos de venganza y genera boicot. A veces, el otro es susceptible a sentirla y ese sentimiento logra paralizarlo.
2- El envidioso: Tiene la sensación o creencia de que nunca va a obtener lo que el otro posee y crea una continua insatisfacción.
3- El descalificador: Su objetivo es controlar el autoestima de los demás y hacerlos sentir poca cosa ante los otros.
4- El agresivo verbal: Es una persona difícil de tratar por lo desgastante que se torna relacionarse con ella. La violencia verbal fluye a través de sus poros.
5- El falso: Trata de ser lo que no es y vive en una nube de mentiras.
6- El psicópata: No se trata solo del asesino serial o el estafador, sino que puede ser cualquier persona que está en el trabajo, en la cancha, la escuela o la iglesia, y se caracteriza por ser inteligente y hábil como para cambiar rápidamente y adaptarse a la situación. Se muestra como en realidad no es, no ama a nadie y habla mal de todos; los demás le sirven solo para lograr sus objetivos; manipula, controla la vida del otro, es resentido y amargado, nadie puede decirle nada y tiene un ego desproporcionado.
7- El mediocre: Se siente satisfecho con saber poco. “Estamos bien así”, suele ser su frase predilecta.
8- El chismoso: Posee gran poder de imaginación, es altamente destructivo y puede dar vuelta una empresa o grupo de personas.
9- El jefe autoritario: Acrecienta su figura con autoritarismo y consigue sus objetivos por medio del temor de quienes tiene a su cargo. Destruye la sinceridad y la confianza, logrando una falsa sumisión.
10- El neurótico: Padece de una alteración psicológica, por lo que se muestra perfeccionista, conflictivo, agresivo, culpógeno, egoísta, infantil, con gran necesidad de reconocimiento, de ser amado, de tener poder y liderazgo.
11- El manipulador: Es experto en descalificar, cuestionar y rebajar todo lo que hace el otro, su objetivo es quebrantar la estima con una acusación permanente. Desvaloriza la motivación de los demás.
12- El orgulloso: Cuenta con gran soberbia, vanidad, arrogancia, pedantería, narcisismo y exceso de confianza en sí mismo.
13- El quejoso: Nada le viene bien, todo le fastidia. Se lamenta por todo y es muy negativo.
Aquella persona que se reconozca en alguna de estas clasificaciones y cree que esto le genera inconvenientes en el relacionamiento cotidiano debe someterse a un tratamiento, recomienda la terapeuta.
“Decir ‘ya no voy a cambiar porque soy así’ es una gran mentira. Se cambia si se desea cambiar, a cualquier edad. Cualquiera de estas descripciones, quienes la padecen, son personas con grandes problemas en el relacionamiento diario, con una autoestima destruida”, señala Martínez.
Finalmente, la psicóloga recomienda a las personas enfocarse en vivir su propia vida, de manera sana y consciente, sin tratar de adueñarse de la de los demás. “Esa es la clave para el éxito”, concluye.