Hoy se celebra el Día de los Enamorados y Última Hora consultó con dos especialistas, la sicoanalista Mara Vacchetta y la sicóloga y sexóloga clínica Rocío Paredes, sobre cómo mantener encendida la llama del amor en la pareja.
En principio, la sexóloga Rocío Paredes propone una diferencia entre el amor y el estar enamorado.
“El enamoramiento (cuando ocurren cambios sicológicos, químicos y físicos) es donde fluye la atracción, ganas de conocerse, el flechazo, etc. Como se dice, es esa saludable ‘adicción’ que con el correr del tiempo puede convertirse en amor, pero ya como una elección y construcción diaria”, señala Paredes.
Ese estado posee un tiempo promedio de entre seis meses y cinco años, según la ciencia, menciona la sexóloga.
Por otro lado, el amor “es una elección que guarda relación con un proyecto común. Influyen las creencias, la cultura, los valores propios de cada persona. Hay diferentes tipos de amor”, señala Paredes, que menciona que, según la teoría triangular de Sternberg, esos tipos de amor parten de tres componentes: intimidad, compromiso y pasión.
“El amor como sentimiento puede ser eterno, pero no es suficiente para mantener una relación de pareja. Por dar un ejemplo, es como una rosa muy bella en el jardín que requiere de cuidados, y debe ser de ambas partes; de lo contrario, se seca”, considera Paredes.
Pero una vez establecida una relación de pareja, ¿cómo se puede superar el desgaste y el tiempo para mantener encendida la llama del amor?
“Tenemos que tener en cuenta que nada es perfecto. Saquémonos de la cabeza que uno va a estar absolutamente como hipnotizado y concentrado en la otra persona. Inevitablemente, el amor tiene momentos de altas y bajas, por eso uno no debe angustiarse”, manifiesta la sicoanalista Mara Vacchetta, quien cita que contar con paciencia y tener capacidad de espera es fundamental para una buena relación.
Sin embargo, cuando el desgaste empieza a marcar presencia, Paredes propone que uno vuelva al principio y recuerde qué fue lo que enamoró del otro o qué le atrajo.
“Puede iniciarse una interesante conversación armando unas preguntas con la finalidad de volver a redescubrirse juntos”, propone Paredes, a la par de citar que renovar los votos de amor es otra opción.
“Recordar aquellas promesas que se hicieron cuando empezaron y si hay cosas que cambiaron con el tiempo, conversarlas para llegar a nuevos acuerdos”, manifiesta la sexóloga, quien señala que “la conversación tiene que ser en un momento íntimo solo de los dos, ya sea compartiendo un tereré en el patio de la casa o en una tentadora y romántica escapada de fin de semana”.
Experimentar algo nuevo juntos, fomentar el deseo, hablar de fantasías, perder el miedo en conversar sobre la sexualidad, explorarse, planificar momentos agradables, utilizar tecnología para despertar el deseo en el otro, juegos eróticos, juguetes sexuales, etc.; son otras opciones que propone Rocío.
Por su parte, Vacchetta advierte: “En primer lugar, no ser tan ansioso, no ser tan inseguro. Porque no todo el tiempo se puede estar con la llama encendida”.
En ese sentido, menciona que el amor tiene mucho que ver con el ámbito cultural en el que uno vive y destaca que en la actualidad existe mayor exigencia en cuanto a lo que uno demanda, como “estados de fantasías, de anhelos, de imágenes que muchas veces devienen de novelas, películas”, esto porque somos producto justamente del ámbito de donde nacemos.
Esa influencia en nuestro entorno “genera el tipo de amor” que uno vive.
Algunas posturas también ayudan a evitar que esa llama vaya perdiendo su fuerza.
“Evitar tener vergüenza o pensar que es ‘pelada’ demostrar afectos, decirse cosas lindas, apodos, tomarse de las manos, un beso, etc. Las expresiones son el combustible para las relaciones”, considera Paredes, quien cita otras actitudes que deben evitarse.
Como dormir enojados; se debe hablar de los problemas o de lo que genera molestia; hacer siempre lo mismo, se debe “darle un toque diferente siempre” y tener en cuenta que “la relación de pareja es como una empresa en la que se invierte tiempo y afectos para verla crecer y compartir los beneficios”, señala la sexóloga.
Las tentaciones rondarán, pero la sinceridad con la pareja es fundamental en esos momentos.
Se debe evitar igualmente llegar al punto de descuidarse; hablar desde el enojo sino desde una postura de escucha para buscar soluciones y no culpables. Tampoco negar la existencia de problemas, no buscar ayuda o dejarse llevar por el orgullo.
Cómo influye el entorno
A pesar de la intención de la pareja, el entorno a veces influye en la disminución de esa llama del amor.
“Es inevitable que la cotidianidad nos lleve a que tengamos que hacer otro tipo de cosas, a que tengamos otras preocupaciones del trabajo, de los exámenes, del dinero que no me alcanza, de las deudas, que hay un grupo de gente que espera tal cosa de mí, acceder a ese nivel de idealización que me tiene, etc. Todo eso hace que, naturalmente, estemos pensando en otras cosas”, apunta Vacchetta.
La sicoanalista recalca que “no se puede estar todo el tiempo, años y años, con la misma pasión amorosa” y, por lo tanto, se deben generar otros intereses para que esa llama fluctúe y luego es necesario que se dé paso a un amor más “pacífico” que brinde espacio para otros proyectos e intenciones.
“Encontrar qué cosa le gusta a tu pareja, por ahí puede ser salir, ir juntos al teatro, leer juntos tal tipo de literatura, compartir en otros intereses como políticos o artísticos, todo eso ayuda muchísimo”, expresa Mara.
Y si esa llama se apagó, ¿es posible volver a encenderla?
Para Paredes, la comunicación en ese intento es fundamental. “Hablar de lo que nos está pasando, no quedarse con la duda, y tener en cuenta que la otra persona no puede adivinar lo que piensas si no le dices”, explica.
Una vez detectado el problema, el próximo paso es trabajar juntos para buscar una solución, “aquello que encienda de nuevo la pasión en la relación”, destaca Rocío, a la par de mencionar que se debe intentar muchas veces y sin esperar resultados inmediatos.
Acudir a otras personas o grupos de autoayuda con problemas similares también puede colaborar.
“Bajar las expectativas. No esperar que la vida en pareja sea todo color de rosa, sino saber que habrá momentos malos, pero que es de la mano de esa persona que queres afrontarlos”, señala Paredes.
“El deseo se nutre de insatisfacción”, recalca Vacchetta y señala que “es importante a veces consensuar un alejamiento”.
En ese sentido, menciona que a veces los problemas personales pueden consumirle a uno y eso influye negativamente en la relación. Por esa razón, es favorable consensuar un distanciamiento, para que cada uno se haga una introspección, una autocrítica, y evaluar cuáles fueron las fallas.
“Esa separación suele ser, a veces, muy higiénica, porque si están todo el tiempo juntos, se van a humillar, a tratar mal, se van a decir cosas muy feas, que después van a evitar el reencuentro, porque se van a sentir seguramente que demasiado dolidos”, ejemplifica Mara, a la par de advertir que se debe evitar la actitud caprichosa, “si es que uno tiene un poco de madurez”.
Decisiones que se deben tomar
Si a pesar de los varios intentos, la llama ya no se enciende, ¿qué decisión se debe tomar?
“En consultorio llegan muchos diciendo que ya lo han intentado todo, pero hacer terapia de pareja te ayuda a tener otra visión de la situación. Hay parejas que llegan ya con la decisión en la mano, pero no saben cómo comunicarla y requieren de ese espacio. Otras que realmente quieren otra chance para el amor”, relata la sexóloga.
Para ella, la decisión siempre debe ser consensuada en la pareja, en este caso, el terapeuta oficia como mediador.
“El amor no es como las matemáticas, no tiene un resultado exacto para todos los casos. Hay que hacer el intento y pasar por la experiencia para saberlo. Ojalá fuera eterno, pero también se apaga si no se lo cuida”, acota Paredes.
En el caso de una pareja con hijos pequeños, la sicoanalista recomienda que en lo posible mantengan la convivencia en la casa, no juntos en la misma cama, quizás separados, pero que compartan la responsabilidad de la crianza hasta que los niños terminen lo que en sicoanálisis se conoce como el periodo edípico, que refiere a la sexuación de las criaturas.
“Yo suelo decir: cada uno tiene que hacer pareja con uno mismo. Después ahí sí recién va a poder hacer pareja con otra persona”, manifiesta Vacchetta, al tiempo de señalar que si uno fue incapaz de esto, proyecta todas sus inseguridades y ansiedades en la otra persona.
“Trata de resolver cosas que no pudo resolver uno mismo a través del otro”, acota.
