Por Stefanie Céspedes
Una de las industrias más emblemáticas de la capital del Ñeembucú, Manufactura Pilar, cerró sus puertas desde el 15 de mayo de 1983 hasta el 15 de enero de 1984, medida que afectó el trabajo de unas mil familias que fueron asistidas por los propietarios durante esos meses para seguir subsistiendo.
Guillermo Caballero Vargas, propietario de la manufactura, recuerda que el agua ingresó y llegó hasta medio metro en la planta baja, por lo que se vieron obligados a desarmar maquinarias y llevarlas al segundo piso.
Durante aquella inundación, las canoas y deslizadoras se convirtieron en el medio de movilización del momento, ya que prácticamente toda la ciudad se encontraba bajo agua.
Solidaridad
El periodista Mauricio Acosta, en ese momento corresponsal del diario Última Hora, resaltó la solidaridad vivida en el 83, ya que en ese entonces no existía el muro de contención y los pobladores se organizaron en grupos de “paleros voluntarios”.
Todavía con emoción, Mauricio, recuerda a aquellos pobladores que llegaban desde distritos lejanos como Laureles o Paso de Patria para trabajar como “paleros voluntarios”, sacando arena o lodo de canteras improvisadas, para luego cargarlas en bolsas y colocarlas en hileras formando murallas de contención en los bordes de ríos y arroyos.
Como todo comunicador, conversa constantemente con la gente, con quienes analiza la situación actual y la compara con la del 83.
Muchos de los antiguos pobladores, que vivieron aquella experiencia, señalan que aquel fenómeno natural no se puede comparar con el actual, ya que ahora se cuenta con un muro de contención y maquinarias; sin embargo, están quienes piensan que la situación actual es más catastrófica, ya que los distritos bajos son mucho más que en el 83.
La preocupación entre los pobladores de todas las edades está a la orden del día ya que la información les llega a través de todos los medios, incluso muchos niños cuestionan el por qué ya no evacuan la ciudad de Pilar, teniendo en cuenta que el agua acumulada por las constantes lluvias se encuentra a pocos metros de llegar al límite del muro de contención.
Asunción
La Capital de la República fue visiblemente afectada por las aguas en 1983. Miles de familias ribereñas deambulaban por las calles con las pocas pertenencias que podían rescatar de las aguas que inundaban sus precarias viviendas.
El arquitecto e historiador Jorge Rubiani recuerda que las aguas llegaron hasta la cancha del club Deportivo Sajonia y las zonas más afectadas fueron los Bañados Norte y Sur.
Para Rubiani, el incremento de la población que se dio en los últimos 30 años en las zonas ribereñas es por la falta de programas sociales, ya que la mayoría de las familias se acerca a Asunción con el fin de realizar algún tipo de trabajo o las mal llamadas changas para llevar un poco de comida a sus hogares.
La situación que se vivió hace poco más de 30 años en nuestro país quizás no vuelva a repetirse con tal magnitud; sin embargo, los damnificados en la actualidad pueden sobrepasar a los de aquella gran inundación, debido a que los cinturones de pobreza en los bañados han crecido desproporcionalmente.