Estas dos décadas de actuación coinciden con uno de los momentos históricos de mayor transformación socioeconómica del Paraguay.
Efectivamente, nuestra economía se ha multiplicado al menos por 5 veces en los últimos 20 años, pero probablemente más significativo, venimos atravesando un proceso de cambio cultural muy importante, aunque muchas veces nos cuesta reconocer todos estos cambios que han venido sucediendo de manera incluso acelerada.
La clase media se ha duplicado en el país en todo este periodo. Y esto implica no solo la constatación de que los ingresos generales han mejorado para una amplia porción de la población. También se trata de un grupo importante de la sociedad con una cosmovisión diferente, un grupo social más exigente, más demandante y con nuevas expectativas.
El proceso de urbanización asimismo se ha acelerado y aunque el mismo haya sido bastante caótico y poco planificado desde la lógica urbanística, esta nueva situación de mayor concentración de gente en las ciudades tiene también fuertes implicancias en el comportamiento de las personas.
En la última década igualmente venimos asistiendo a una verdadera explosión en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC’s), que sumado a los anteriores elementos mencionados y a una población eminentemente joven, más abierta al mundo y naturalmente inquieta, configuran este momento de gran transformación de la sociedad paraguaya.
Estos fenómenos deben ser positivos para cualquier sociedad, pero al mismo tiempo vemos que el desarrollo institucional en nuestro país no ha logrado acompañar estos procesos acelerados de cambio social, y las tensiones aumentan de intensidad, con situaciones recurrentes que ponen en riesgo nuestro proceso de desarrollo.
Por ello, debemos hacer un esfuerzo enorme para fortalecer nuestras instituciones e impulsar las reformas que hacen falta. Esta es una tarea en la cual las organizaciones intermedias, como la nuestra, tienen mucho por contribuir.
En el Club de Ejecutivos hemos aprendido todos estos años sobre la tremenda importancia de la renovación constante de la dirigencia, promoviendo constantemente nuevos liderazgos y nuevas perspectivas.
Pero lo hemos hecho entendiendo paralelamente la importancia de los procesos de construcción colectiva y acumulativa a través del tiempo. No se trata de empezar todo de cero cuando ocurre la renovación periódica, se trata de construir sobre lo anterior consolidando procesos que se iniciaron tiempo atrás.
Hemos aprendido también que la emergencia de nuevos grupos y organizaciones enriquecen a la sociedad a partir de la diversidad de actores que se van involucrando, pero al tiempo vemos el enorme poder que se genera cuando las organizaciones pueden articular esfuerzos y encontrar temas estratégicos en los cuales trabajar en conjunto. Es precisamente lo que hemos venido impulsando en todos estos años con tantas organizaciones amigas.
Pero tal vez lo más relevante, hemos aprendido también la importancia de mirar siempre con optimismo hacia adelante. Muy conscientes de nuestras realidades, pero comprendiendo a la vez que no se trata solo de ser muy buenos testigos y relatores de lo que sucede.
Se trata sobre todo de ser verdaderos protagonistas en la lógica de las constantes propuestas de cambio, articulando ideas y proyectos, innovando, incidiendo más activamente en donde podamos hacerlo.
En definitiva, nos pone contentos conmemorar estos 20 años. Pero lo que realmente nos entusiasma y anima es lo que se viene hacia adelante, con la absoluta convicción de las oportunidades que existen para un proceso de desarrollo sostenible e inclusivo en nuestro país.
¡¡Ahí estaremos!!