eitoEl nivel de pobreza monetaria se puede modificar por tres vías: el crecimiento económico, las políticas redistributivas y la inflación. La experiencia indica que nunca se da una sola vía sino una combinación de las tres.
El crecimiento económico tiene impacto positivo en la pobreza por intermedio del mercado laboral. Al aumentar el empleo, también aumentan los ingresos de los hogares. Si el buen desempeño del mercado laboral incluye la cobertura de seguridad social, la reducción de la pobreza tiende a ser más duradera ya que se reducen otros riesgos como el empobrecimiento ante una enfermedad o ante la vejez.
La segunda vía es la redistribución a través de transferencias de ingresos. Es decir, se transfieren recursos a las personas y hogares que se encuentran en la base de la pirámide y de esa manera aumentan sus ingresos y si estas transferencias son suficientes, pasan a ubicarse por encima de la línea de pobreza. La pensión alimentaria para personas mayores es un claro ejemplo de este tipo de políticas.
La inflación tiene un efecto empobrecedor cuando actúa sola. Al subir los precios, se encarece la canasta familiar, con lo cual el ingreso de los hogares deja de ser suficiente para adquirirla. La pobreza monetaria está dada por el conjunto de personas cuyos ingresos no logra financiar una canasta de bienes y servicios básica para la sobrevivencia. Por eso, cuando se generan procesos inflacionarios son todavía más importantes las transferencias públicas o el aumento de los salarios para mantener la capacidad adquisitiva de las remuneraciones.
Paraguay redujo la pobreza de manera sostenida entre 2006 y 2015. En los años 2016 y 2020 aumentó mientras que en 2017 y 2018 se redujo pero poco. A pesar de las altas tasas de crecimiento económico, el ritmo de reducción de la pobreza disminuyó desde 2014 en adelante, aumentando la relevancia de los programas contra la pobreza.
La inflación, salvo en 2006, se había mantenido relativamente baja, coadyuvando a los resultados positivos. Sin embargo, en el último año este problema se agudizó, constituyéndose en un factor de riesgo alto.
Durante el año 2021 confluyeron los tres factores de manera negativa. El crecimiento con escaso efecto en el empleo y en los ingresos laborales, la persistencia de la baja cobertura de los programas contra la pobreza y un incremento de los precios.
El gobierno tiene que tomar en serio este problema, ya que constituye un serio obstáculo al crecimiento económico y a cualquier posibilidad de desarrollo. La retracción de la pobreza no es un problema surgido con la pandemia. La pandemia solo impulsó un problema que se venía venir desde años atrás en que a pesar del crecimiento económico y de la baja tasa de inflación la pobreza disminuyó su ritmo de reducción.