10 feb. 2025

2025, el año de la esperanza

El papa Francisco junto al padre Víctor Urrestarazu.jpeg

Entre el 2010 y el 2013, durante mi trabajo como Vicario del Opus Dei en Buenos Aires, coincidí en repetidas ocasiones con el entonces cardenal Jorge Bergoglio. Y desde que fue elegido Papa mantuve con él varios encuentros, tanto grupales como a solas, tanto en Roma como en Asunción, sin contar la oportuna correspondencia epistolar/digital que aún ahora mantenemos. Podría decir que poco a poco se ha ido fraguando una amistad. Y soy consciente de que ser amigo de un Papa tiene mucho, quizá todo, de gracia de Dios. Por eso, a la vez que me siento una persona afortunada, experimento una doble carga de responsabilidad: Rezar y hacer rezar por él, y ser altavoz de su mensaje.

Primero, rezar y hacer rezar. Estoy convencido de que aún la más breve de las oraciones es capaz de ayudar y sostener al Vicario de Cristo. De modo que te invito, querido lector, a interrumpir tu lectura y rezar un Avemaría por él. Sí, por favor: Te pido en este momento la limosna de una Avemaría por el Papa.

El mensaje principal del Papa: Recitada la oración, paso ahora a ser el altavoz de su mensaje principal para el 2025: Que nos encontremos con Jesucristo de una manera nueva y personal en el marco del Jubileo de la Esperanza.

Esto es lo esencial: Encontrarse con Cristo, amar y seguir a Cristo, hablar de Cristo, ponerlo en el centro de nuestras pensamientos, decisiones y afectos. Ahí radica el secreto, lo único que realmente da respuesta a las preguntas que nos inquietan y a nuestro deseo de ser felices de verdad y para siempre. Y de la íntima unión vital con Jesús brotarán necesariamente las obras de caridad: hacia nuestros seres queridos y hacia tanta gente necesitada.

Un norte claro: Para conocer todos los detalles de este Año Santo Jubilar bastará con tomarse un tiempo y leer despacio la Bula papal que lo convoca. Se encuentra fácil en internet, contiene veinticinco apartados, y lleva un título en latín que nos hace pensar: Spes non confundit, la esperanza no defrauda.

Allí el Papa nos sugiere las coordenadas para transitar este año especialísimo y repasa las poliédricas dimensiones de la esperanza cristiana: una virtud que Dios nos da para orientarnos en la complejidad de la vida y saber movernos con un norte trascendente claro: la unión definitiva con Dios, “la certeza de que -como afirma Francisco en el párrafo 20- la historia de la humanidad y la de cada uno de nosotros no se dirigen hacia un punto ciego o un abismo oscuro, sino que se orientan al encuentro con el Señor de la gloria”.

El Jubileo en Asunción: Recordemos también que el día 29 de diciembre de 2024 se abrirá la puerta santa de la Catedral Metropolitana de Asunción, ceremonia litúrgica que nos invita a introducirnos de lleno en este mar de bendiciones divinas, auténtico tiempo de gracia que el Papa espera ilusionadamente y que el Señor seguramente nos regalará si estamos bien dispuestos.

El Papa proyecta el Jubileo de la Esperanza como uno de esos “momentos fuertes” que son imprescindibles para robustecerse en el camino de la vida cristiana y señala al sacramento de la Penitencia y a las Indulgencias Jubilares como los elementos claves que nos aseguran que Dios quita nuestros pecados y sus “efectos residuales”. Más aún: no sólo constituyen “una hermosa oportunidad espiritual” sino que representan “un paso decisivo, esencial e irrenunciable para el camino de fe de cada uno”. Desde mi condición de sacerdote y haciendo de altavoz del Papa, te animo querido lector a que en este Año Jubilar acudas con frecuencia y sin miedos a este sacramento que tanta paz y alegría trae al alma.

Con Dios, sí se puede: Al terminar estas líneas no puedo dejar de pensar en el Padre Aldo Trento y en nuestro querido artista Koki Ruiz, a quienes el Señor se los llevó junto a Sí el pasado viernes 20 de diciembre. Fueron dos grandes hombres de optimismo y esperanza. Uno, a través de su heroica entrega sacerdotal, y el otro, a través de su talento puesto al servicio de la fe, nos enseñaron que lo que dice el Papa es posible: que apoyándonos en Dios se puede recorrer con alegría el camino de la vida cristiana. El Señor se los quiso llevar para que pasen esta Navidad en el Cielo. Ojalá que nosotros sepamos pasarla aquí en la tierra renovando nuestra esperanza.

Más contenido de esta sección