Pero centrarse en lo negativo puede hacer que uno se pierda lo positivo. Este nuevo año ofrece grandes oportunidades que pueden ayudar a los países a prosperar en estos tiempos de incertidumbre. Estas posibilidades se encuentran en la economía verde, lo digital, el reordenamiento fiscal y las reformas.
En primer lugar, debemos reconocer los retos que puede plantear un panorama político cambiante en términos de políticas comerciales y migratorias. Al mismo tiempo, las tensiones geopolíticas y los realineamientos prometen seguir cambiando las alianzas y las cadenas de valor, y los países buscan socios comerciales confiables.
El año 2024 será recordado por las impactantes imágenes de una espiral de violencia. Las bandas criminales la están propagando en países donde antes no era un problema importante. Además de reducir la calidad de vida cotidiana, la violencia también tiene un alto costo económico: Puede costar hasta el 8% del Producto Interno Bruto. Los países quieren gastar más en seguridad para hacer frente a este creciente desafío, pero se ven limitados por grandes deudas de la época de la pandemia y sus economías no crecen lo suficientemente rápido como para aliviar esta carga.
Pero no todo tiene que ser pesimismo. En medio de la oscuridad, hay oportunidades. Para beneficiarse de ellas, una agenda positiva para la región debería incluir los siguientes elementos:
Aprovechar las oportunidades verdes para atraer más inversiones. América Latina y el Caribe ya es líder en energía verde con una de las redes eléctricas más limpias y las economías con menor intensidad de carbono del mundo. Hay un enorme potencial para la energía solar, eólica y geotérmica. Esto le da a la región una ventaja como lugar para la venta de productos libres de emisiones de combustibles fósiles.
La región cuenta con importantes reservas de litio y cobre para vehículos eléctricos y otras tecnologías con bajas emisiones de carbono. El hidrógeno verde tiene un gran potencial para lograr que industrias difíciles de electrificar, como la de fertilizantes y acero, queden libres de emisiones de combustibles fósiles. Para capitalizar estas oportunidades se necesitará una combinación de incentivos, instituciones, coordinación e inversiones públicas clave.
Ampliar las oportunidades digitales para que más personas puedan disfrutar de una vida más próspera. La región ya ha logrado grandes avances en el comercio y el empleo digital, y las nuevas empresas tecnológicas con altas valoraciones de mercado, conocidas como unicornios. Países como Argentina, Colombia y México están invirtiendo en capacitación tecnológica para los jóvenes. Esto está ampliando las oportunidades de empleo digital y difundiendo la adopción de la inteligencia artificial. Hay un boom en el número de unicornios. La cifra se cuadruplicó entre 2018 y 2021, y aumentó aún más a partir de entonces.
El desafío que enfrenta ahora la región es lograr el acceso y el uso universal de la banda ancha. Esto requerirá una gran inversión en infraestructura y habilidades digitales, en lugar de una acción incremental.
Avanzar en el tema fiscal. Esto podría hacer que las sociedades sean más justas, promover el crecimiento y crear más espacio en los presupuestos públicos para invertir en el futuro.
Hay un gran enfoque en los impuestos sobre la riqueza. Gravar los activos financieros puede ser difícil debido a lo complicado que puede ser la tributación de los bienes muebles, como las acciones y los bonos. Una opción más efectiva es gravar la propiedad, ya que esta no se puede trasladar y representa una proporción mucho mayor de la riqueza de la región. Por lo general, los países de América Latina y el Caribe recaudan solo el 2% de los ingresos tributarios provenientes de los impuestos a la propiedad –un porcentaje inferior al promedio mundial–, pese a que el 80% de su riqueza se mantiene en el sector inmobiliario. En relación con la oportunidad digital mencionada anteriormente, los Gobiernos pueden utilizar nuevas plataformas digitales para evaluar el impuesto a la propiedad y mejorar la cartografía, la recopilación de datos y el intercambio de datos.
Aprobar e implementar reformas que promuevan el crecimiento con inclusión. Cuando hablo con líderes de toda la región, observo cada vez más la necesidad de reformas que impulsen el crecimiento, lo cual contrasta con años de postergación de estos cambios.
Una reforma importante debe ser la introducción de más competencia. La gente paga precios demasiado altos por bienes y servicios de menor calidad. Esto reduce el bienestar general y contribuye a aumentar la desigualdad. Una mayor competencia puede dificultar las cosas para las empresas poco competitivas y sus trabajadores. Por ello, las políticas de competencia justa y que fomenten la competencia deben combinarse con políticas de innovación y sistemas nacionales de innovación que funcionen, incluidos mejores sistemas educativos y de formación de habilidades. El aumento de la productividad a nivel empresarial puede ayudar a que un mayor número de empresas compita a nivel internacional.
América Latina y el Caribe enfrentará enormes desafíos en 2025. Los titulares de las noticias a veces podrán ser inquietantes. Pero la región puede buscar oportunidades en la economía verde, lo digital, el reordenamiento fiscal y las reformas, que pueden ayudarla a prosperar en la economía mundial de hoy. Es el momento de aprovechar al máximo estas oportunidades y ofrecer a los habitantes de la región el mejor futuro que se merecen.