Por José Nicolás Morínigo
Cuando el Gral. Andrés Rodríguez comunicó, en un peculiar manifiesto, el fin de la dictadura stronista expresaba un deseo, pero no señalaba la forma en que se llevaría a cabo. Sin embargo, el proceso fue práctico y efectivo. Primero buscó legitimar su poder a través de un proceso electoral que requería nuevos padrones electorales. Aquí se constató el fraude de la “democracia stronista”, puesto que disminuyó el número de electores en aproximadamente 30%, porque votaban los muertos, se repetían los nombres, etc.
Después se cambió la Constitución Nacional en base a la realidad política del Paraguay, no en función a un modelo diferente. La Constitución responde a la experiencia política de la población de un país en el tiempo.
Es probable que después de 33 años sea necesario revisar algunos artículos específicos de la Carta Magna, en base a la situación actual y a los errores experimentados.
En tercer lugar, se cambiaron las leyes electorales, se constituyó el Tribunal Electoral, cuya función permitió la realización de nuestra sinuosa democracia, por cuatro motivos fundamentales:
1) Se creyó que cambiando las normas jurídicas cambiaría la realidad. El cambio fue importante, pero no fue capaz de alterar nuestra realidad política, solo alteró la forma, pero no el contenido de nuestra vida política.
2) La democracia es expresión de la cultura política, si no se altera nuestra cultura política será difícil vivir en democracia. Expresar un deseo, no cambia nuestra realidad política que se mimetiza como el camaleón, que cambia de color según la ocasión. Cambia de color, pero sigue siendo camaleón.
3) Cambiar la cultura política es una tarea fundamentalmente de la educación, de la experiencia de los partidos y de las instituciones. Nuestra educación es un fracaso en relación a nuestra experiencia democrática. Los mismos partidos políticos siguen ejerciendo la corrupción, los acuerdos de cúpulas en función a sus intereses particulares que destruyen los partidos.
4) En un momento histórico en donde la comunicación es fundamental, es necesario asegurar la pluralidad y la libertad. Lastimosamente, los intereses particulares están copando la comunicación. Lo que llega al público como información es el deseo de los dueños de los medios.
Hace 33 años empezamos bien, pero con el paso del tiempo la democracia se nos escapa y se diluye en nuestras manos. Más que nunca es necesario iniciar el gran cambio educativo que se aplique en la educación formal que se exprese en los medios de comunicación y en las instituciones para alejarnos de una sociedad manejada cada vez más por la mafia.