04 may. 2025

7ª fecha El resumen de la jornada

Lo mejor

Lo peor

TIENE CON QUE SOÑAR. Olimpia se sacó de encima con holgura el compromiso de ratificar lo bueno que había mostrado en el superclásico ante un rival inferior a su eterno rival, en uno de esos partidos que venían complicando mucho al franjeado en los últimos tiempos.

La goleada que nació a partir del golazo del chico Cáceres -cada vez más jugador- dejó en un estado de éxtasis a su seguidora hinchada que saboreó la certeza de tener un equipo cada vez más ensamblado, con una gran voracidad por buscar el arco rival, grandes variantes en ofensiva, más un buen rendimiento en todas sus líneas que tuvo como abanderados a Bonet, Manzur y Derlis Orué.

En un club con grandes urgencias por llegar al título, los dirigidos por Cardozo dieron otro gran paso con la convicción de que la victoria ante Cerro no fue producto de la casualidad, el juego de conjunto ha crecido notablemente otorgándole al hincha la licencia de soñar con terminar con la sequía de campeonatos, con argumentos futbolísticos más que firmes.

EL MENOR ESFUERZO. No es la primera vez en los últimos años que un Cerro que convence poco en su juego puntea un campeonato con cierta comodidad, de hecho, tiene más de un partido de ventaja de sus seguidores.

Pasó en los años de Gustavo Costas, quizás en algún momento de la campaña del campeón del Apertura 09, lo cierto es que el equipo de Troglio consiguió la sexta victoria en siete partidos con la ley del mínimo esfuerzo, jugando casi de brazos caídos ente un pobre Sol de América, el empuje del final le sirvió para festejar con bronca una victoria que nunca se hubiera complicado si los azulgranas hubieran mostrado otra predisposición.

Para destacar, dentro de un equipo que lo busca muy poco en el juego, el chico Iturbe jugó su mejor partido en Primera División, ganando en cada arranque a los integrantes de la defensa rival.

ESTA VEZ GANÓ. La vida futbolística de Germán Caffa venía transitando por un gran antagonismo, mientras el arquero era figura en cada juego, ya sea por el torneo local o la Copa, su equipo perdía todo lo que jugaba, incluyendo en su negro haber algunas goleadas en contra, como las sufridas frente a Cerro y Rubio Ñú.

La sana diferencia se dio en que esta vez sus grandes atajadas sirvieron para ganar, triplicando su satisfacción personal. Caffa voló de palo a palo, lo tuvo de “hijo” en cada mano a mano al brasileño Teixeira en una actuación tan buena como las anteriores, que esta vez contó con el dulce sabor de la victoria.

PASIÓN TRINIDENSE. El clásico de barrio se vistió por primera vez con las galas de la Primera División, obsequiándonos un buen espectáculo en las tribunas, con dos hinchadas que dijeron presente y demostraron que se puede vivir con sana pasión una rivalidad sin tener que recurrir a la violencia tan presente en estos días.

El partido fue entretenido y cumplió con la máxima de los grandes clásicos, los favoritismos se terminan una vez que suena el pitazo inicial, ya que Trinidense estuvo más cerca de ganar el juego, a pesar de las marcadas diferencias en los antecedentes de cada uno, que lo perfilaban a Rubio Ñu como un gran candidato a quedarse con la victoria.

¿DIEGO ARMANDO? No, Diego Alfonso. El ex delantero del “12" tuvo su jornada de gloria en Luque al marcar tres goles en menos de un cuarto de hora que sirvieron para ubicar a Tacuary muy cerca de su segunda victoria consecutiva, que no se pudo consumar por la recurrente fragilidad defensiva de su equipo para mantener un resultado, aunque el balance final ubica al delantero como gran goleador de la fecha.

UN TRACTOR. Carlos Bonet está en el mejor de sus momentos, un nivel comparable a su aparición en escena al ser convocado por Maldini al mundial 2002 o un rendimiento en la Copa Libertadores 2006 con Libertad, llegando a la sensación de que los años mundialistas le sientan muy bien. El capitán franjeado fue un verdadero tractor por la derecha, un ida y vuelta impresionante hasta los últimos minutos de juego. Además, exhibió una muy buena asociación con Cuevas y Romero en una franja en la que Olimpia muestra vértigo y explosión para herir al rival.

LA ETERNA PROMESA. Que quede claro que a quien escribe esto le agradó sobremanera el funcionamiento que tuvo Guaraní en la primera etapa frente a Nacional. Con un juego prolijo, limpio, de gran circulación teniendo a un gran Fabbro dirigiendo los destinos de su equipo, un equipo que también mostraba contrastes con el opaco rendimiento de Cáceres Cañete, la poca fortuna del brasileño Teixeira a la hora de definir y la incomodidad de Paniagua en su ubicación como volante por la derecha.

Contrastes que se acentuaron en la segunda etapa a partir de las malas elecciones del DT León a la hora de hacer los cambios, contrastes que siempre aparecen en los momentos cumbres en un Guaraní que golpeó las puertas del éxito en los últimos campeonatos sin llegar a conocer la gloria.

Un solo punto logrado de los últimos seis disputados nos llevan a pensar si es que la historia no se repetirá para los legendarios, con otra campaña que promete mucho más de lo que luego logra como resultado final.

LA TABLA NO MIENTE. Tanto le costó a Sol de América llegar al empate guiado por la inexpresividad de Cerro que resulta increíble la forma en que perdió el partido en una coproducción de errores entre el arquero y su defensa, cuando estaba en la inminencia de lograr un gran resultado con el fin de enderezar su pobre campaña.

El equipo de Solalinde muestra muy poco nivel individual como para pensar que pueda abandonar rápidamente el fondo de la tabla, desconcentraciones en defensa, innumerables errores en los pases en la zona de volantes y delanteros que no patean al arco, forman un compendio que explica claramente porque Sol está donde está.

Otra más, con el nivel demostrado a partir de sus ingresos, ni Gustavo Noguera ni Inca pueden ser suplentes en un equipo con tan pocas luces.

SE OLVIDÓ DE ATAJAR. Así como Julio Iglesias transformó décadas atrás en un súper éxito su confesión llamada “Me olvidé de vivir”, el arquero de Sport Colombia Wilson Quiñónez, héroe en la tanda de penales que sirvieron para ascender a Primera, pareció padecer amnesia a la hora de atajar.

Conste que no tuvo responsabilidad en los cuatro goles, pero llamó la atención que este buen proyecto de arquero haya transformado en rebotes hasta tiros inofensivos por parte de sus rivales, tal es así que el propio presidente de su club lo cuestionó abiertamente al finalizar la primera etapa. Quiñónez vivió todo el partido con un nerviosismo impropio para el puesto, en medio de su actuación más desacertada desde que se produjo el ascenso fernandino.