26 nov. 2024

80%

De 80 diputados, serían 64 los que son financiados por narcos, contrabandistas y bandidos en la Cámara Baja según la colega de ellos: Celeste Amarilla.

Es una cifra estremecedora si concluimos que: “cada país tiene el gobierno que se le parece” y que ellos representan a los 17 departamentos de la República, y con ese número son capaces de cualquier juicio político o sostener con uñas y dientes la degradante corrupción. Una enormidad para concluir que 80% de los electores paraguayos son sinvergüenzas como ellos y están muy orgullosamente representados por los mismos.

Uno cayó en la semana luego de firmar acuerdos de lucha contra el narcotráfico con la jefa de la Senad y los ministros de la Corte. Ozorio se rió a carcajadas de todos. Se abrazó con quien pudiera y dejó su marca sobre hombros, brazos y manos de quienes tenían que perseguirlo y capturarlo por su condición de narco envidiado incluso por el PCC. Él podría decir que no hizo otra cosa que representar el 80% del país y que se encuentra operando en todos los estamentos de la administración pública. Él es parte elocuente de casi 6 millones de paraguayos que han decidido vivir en el lado oscuro del país agradeciendo diariamente al narco, pastor y contrabandista que levanta una fábrica en frontera o un templo en medio de la nada. Ese es el país que se compra y se vende en las elecciones y que ahora con las operaciones en marcha evidencian la punta de un iceberg con el que convivimos hace demasiado tiempo.

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La diputada Camacho afirmó que el comandante de la Policía Nacional le dijo también que el 80% de los asaltos, robos y asesinatos tienen causa y disparador en las drogas. Un porcentaje tan alto como las 70 mil órdenes de captura no ejecutadas que manejan entre fiscales y uniformados. Solo un marginal 20% es robo bagatelario o crímenes movidos por otras causas. La borra que emerge de este pantano de corrupción es espeluznante y todavía hay muchos que defienden al bandido que “roba pero hace o da trabajo”. Nos hemos acostumbrado a vivir en medio de tantos delincuentes que incluso a ese 20% sano no le queda otra opción que votar por el menos malo. Está tan asustado el propio vicepresidente Velázquez, que anunció que aplicará severos filtros a los que quisieran ser candidatos de su movimiento. Pero, si toleró a su hermano comandante de la Armada metido en el contrabando, su promesa suena muy difícil de creer. “Si de verdad quieres luchar contra la corrupción, debes estar listo a mandar a la cárcel a tus parientes y amigos”, dijo el implacable reconstructor de Singapur Lee Kwan Yew. Aquí el pastor narco Insfrán es capaz de crear una monstruosa organización criminal y terminar robándole al contribuyente una pensión graciable a su padre, ¡quien vive en situación de indigencia! El proponente del 80% podrido es hoy diputado y aspira a meter a toda la parentela en la función pública a cuenta nuestra.

Si no revertimos esta ecuación del diablo responsable de nuestra pobreza, pésima educación, criminal situación de salud y el putrefacto Estado de donde roban anualmente 2 mil millones de dólares según el BID, vamos camino a ser un país fallido. Aquel donde nada que se haga bien tiene posibilidades y en donde la única vía de salida es el aeropuerto o la frontera como lo dicen 9 de 10 jóvenes que buscan oportunidades y trabajo. Estamos presenciando el derrumbe no solo de una democracia sino de un país completo.

Convertir al 80% en gente digna, honesta, preparada, capaz y delicada debe ser el objetivo si queremos seguir siendo República. A este ritmo, celebramos la caída de algún nuevo sinvergüenza pero no cambiamos nuestro destino a pesar de que Celeste Amarilla diga públicamente que Cartes es narcotraficante, Sandra Quiñónez siga siendo fiscala general o se haya cambiado la mesa directiva de Diputados.

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A continuación, una columna de opinión del hoy director de Última Hora, Arnaldo Alegre, publicada el lunes 2 de agosto de 2004, el día siguiente al incendio del Ycuá Bolaños en el que fallecieron 400 personas en el barrio Trinidad de Asunción.