Tomás Báez Servián
Pierre Boulez tuvo como uno de sus maestros principales al gran Oliver Messiaen, luego de haber hecho estudios matemáticos en Lyon. Otros dos nombres importantes en su formación fueron Andrée Vaurabourg (esposa de Arthur Honegger) y el famoso maestro René Leibowitz.
Muy joven (1948) fue nombrado director musical de la compañía Renaud-Barrault en el teatro Marigny y desde entonces su carrera musical no conoció altibajos, destacándose como compositor (obras en serialismo integral y las conocidas como “obras en progreso”, actualizadas permanentemente), extraordinario director de orquesta (famoso por dirigir sin batuta y cuyas lecturas de Mahler y Wagner hoy son paradigmáticas), notable gestor musical y cultural (fundador del famoso Instituto IRCAM, para la experimentación sonora) como también excelente escritor de ensayos y textos relacionados al arte musical del siglo XX (Puntos de referencia y Pensar la música de hoy son dos de sus trabajos más importantes).
El serialismo integral
Partiendo del concepto de serialismo como el ordenamiento en “series” de las notas musicales en cuanto a lo que podríamos denominar uno de sus parámetros, en este caso la altura de las mismas, llámase serialismo integral la aplicación de la serie a todos los parámetros posibles en la música: timbre, tono, dinámica, ritmo, ataques, etc. Boulez fue uno de los propulsores fuertes de esta nueva estética, que tuvo como resultado una influencia arrolladora en la generación de compositores de su tiempo, especialmente en los más jóvenes.

Entre las obras de Boulez destacan Le Marteau sans maître (El Martillo sin dueño, 1954), obra que ha generado numerosos estudios sobre el uso del timbre realizado por el autor; Pli selon pli (ciclo de canciones orquestales, 1962), Dialogue de l´ombre double, Antiphonies, Répons para conjunto instrumental, solistas y dispositivo electrónico (1988). Como ya se ha mencionado, todavía algunas de sus obras siguen “en progreso”, recapituladas y expandidas permanentemente, como es el caso de sus Notations como queriendo expresar que la vida continúa y que aún hay mucho por hacer.
La transgresión como bandera
Un carácter nada diplomático ni conciliador en aquellos años por cierto tormentosos de la historia luego de la Segunda Guerra Mundial, la necesidad de alcanzar por la violencia los objetivos propuestos y una personalidad artística singular y propia que se definía poderosamente, produjeron un Boulez esencialmente transgresor, creador de universos musicales nuevos para a su vez transgredirlos y proceder a crear otros y superarlos nuevamente.
A los 90 años, Pierre Boulez, falleció en su casa de Baden-Baden, Alemania un 5 de enero de 2016. Gran director orquestal, compositor de renombre, organizador y administrador de instituciones que aún perduran, llegó a ser uno de los grandes patriarcas de la música, mundialmente admirado, tesoro de Francia y de todo el universo musical contemporáneo.