Las últimas palabras del célebre intérprete, de cuya muerte se cumplen hoy tres décadas, llegaron por boca de su amigo Burt Lancaster en un evento llamado Compromiso con la vida, de la organización AIDS Project, organizado el 19 de setiembre de 1985 en el hotel Westin Bonaventure de Los Ángeles (California). Allí se recaudaron 1,3 millones de dólares para la lucha contra la enfermedad.
Lancaster leyó las palabras de Hudson, postrado en una cama desde hacía semanas y muy débil para asistir en persona: “No estoy feliz por estar enfermo, no estoy feliz por tener sida. Pero si esto está ayudando a otros, puedo saber al menos que mi propia desgracia ha servido de algo”. Dos semanas después, Hudson fallecía a los 59 años.
Hudson, nominado al Oscar por Gigante (1956), fue diagnosticado con el virus del sida el 5 de junio de 1984 y anunció públicamente su enfermedad más de un año después, el 25 de julio de 1985.
Aquel anuncio hizo mella en la conciencia de la sociedad estadounidense y Hudson recibió miles de mensajes de apoyo, tanto de personas anónimas como de compañeros de profesión.
“Hace dos años, cuando organizaba un evento para recaudar fondos contra el sida, no lograba que una sola estrella apareciera. El anuncio de Rock es una horrible manera de llamar la atención del público. Al hacerlo, ha ayudado a millones de personas en el proceso”, afirmaba por entonces Joan Rivers. EFE