Aquel fatídico jueves 16 de octubre del 2014, cerca de las 14.00, Pablo Medina, Antonia Almada y otra persona más volvían de una cobertura en la colonia Crescencio González, ubicada en el límite entre los departamentos de San Pedro y Canindeyú.
Cuando transitaban por un camino vecinal de la localidad de Villa Ygatimí, dos hombres armados interceptaron el vehículo en el que viajaban las tres personas. Uno de ellos preguntó al conductor si era el periodista Medina.
Tras recibir una confirmación, los atacantes abrieron fuego contra el rodado, matando al comunicador y a su asistente, mientras la tercera persona se salvó milagrosamente.
El trabajador de prensa recibió cinco impactos de bala, uno de ellos de escopeta, a la altura de la cabeza y a muy corta distancia. Mientras que Almada acusó dos balazos con pistola 9 mm, uno de ellos en el cráneo. Falleció camino al hospital de Curuguaty.
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A los dos días del crimen ya surgieron los primeros sospechosos del doble homicidio. Se trataba de Wilson Acosta Marqués y Flavio Acosta Riveros, el primero es hermano del entonces intendente de Ypejhú, Vilmar Neneco Acosta, y el segundo su sobrino.
Sin embargo, el caso dio un giro al confirmarse que fue el mismo Neneco Acosta el autor intelectual. El periodista Pablo Medina había realizado varias publicaciones sobre el vínculo del ex intendente y su familia con el narcotráfico.
Los tres Acosta fueron imputados por homicidio doloso y asociación criminal. A raíz de esta situación, Neneco Acosta dejó de ser intendente de Ypejhú por abandono del cargo, ya que se encontraba prófugo de la Justicia. Además, fue expulsado de la Asociación Nacional Republicana (ANR).
El chofer del ex jefe comunal, Arnaldo Cabrera, también fue detenido e imputado por omisión, pero colaboró con la Fiscalía, tanto para reducir su condena como para dar con los Acosta.
Cabrera reveló que los sospechosos estaban en el Brasil. A partir de entonces se pidió la captura internacional.
Neneco fue capturado en marzo del 2015 en el municipio de Naviraí, del Estado de Mato Grosso do Sul. El otro político colorado intentó despistar a las autoridades brasileñas alegando tener la nacionalidad de ese país, pero quedó demostrado que es paraguayo, debido a que presentó cédula paraguaya para ser candidato a intendente.
Fue extraditado a territorio nacional en noviembre del 2015 para ser juzgado como autor intelectual del crimen.
En enero del 2016, Flavio Acosta fue detenido por las autoridades del Brasil. En su caso se aguarda que se lleve adelante el juicio en el vecino país.
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El juicio contra Vilmar Acosta inició el 23 de octubre del 2017. La Fiscalía había pedido 30 años de prisión para el mismo. En diciembre de ese mismo año, Neneco fue condenado a 39 años de prisión, 29 por el homicidio y 10 más por seguridad.
La Fiscalía probó con los testigos y cruces de llamadas que el entonces político estuvo en comunicación con los autores del hecho antes y después del atentado.
"Él (Neneco Acosta) quería el silencio de Pablo Medina y lo logró con su muerte”, afirmó durante el juicio la fiscala Sandra Quiñónez, quien fue una de las encargadas de investigar el caso.
Por su parte, Wilson Acosta, otro de los sospechosos como autor material, sigue prófugo de la Justicia.
Condena mitigó el dolor de la familia Medina
El hermano de Pablo Medina, Francisco, expresó a Última Hora que la condena ayudó en cierta medida a mitigar el dolor de la familia, pero espera que la justicia llegue también a Wilson Acosta. Indicó que el fallo fue el primer caso de una condena por el asesinato de un trabajador de prensa en Paraguay.
Por su parte, el secretario general del Sindicato de Periodistas del Paraguay (SPP), Jimmi Peralta, manifestó que es una “fecha muy dolorosa”.
“La muerte de Pablo y Antonia significaron la consumación de un escenario que de alguna forma estaba latente, y no solo en este caso, sino que en verdad ya no es una excepción el contexto de amenazas y peligros en el que trabaja un periodista”, agregó.
Consideró que “el poder que tiene el dinero del narcotráfico deforma completamente al Estado, se mete dentro de él y esa es la narcopolítica”.
El titular del gremio de periodistas sostuvo que la Justicia cumplió “ejemplarmente en parte su trabajo”, pero no se puede afirmar que se juzga a todos los responsables siempre.
“Y así como esperamos que las condiciones de riesgo de vida permitan la libertad de prensa, también luchamos para que una publicación no genere riesgo de despidos, sin esa garantía, tampoco existe libertad de prensa”, finalizó.