Pareciera ser en ese momento que todo estaba dicho y que solo dependía de los ganaderos y los frigoríficos acordar con los importadores del país del norte el envío de la proteína roja paraguaya.
Si bien es cierto siempre hubo oposición de parte de los ganaderos del país del norte, lo que no se esperaba es que los parlamentarios norteamericanos iban a aprobar una resolución por la cual se volvía a prohibir el ingreso de la carne nacional a ese país.
Hasta ahora es difícil entender los verdaderos motivos por los cuales la Cámara de Senadores de EEUU aprobó con una amplia mayoría el documento en el que se insta al Ejecutivo norteamericano a cerrar nuevamente su mercado a la carne paraguaya.
Los argumentos de los legisladores de EEUU hacen alusión a recientes casos de fiebre aftosa en Paraguay y que la carne paraguaya no tiene garantías para la seguridad alimentaria.
En un primer análisis estos argumentos son muy débiles atendiendo a que en el país hace más de 10 años que no se registran casos de fiebre aftosa en ganado vacuno. Los últimos casos denunciados fueron en enero del 2011.
En cuanto a las garantías de seguridad e inocuidad de la carne paraguaya existen certificaciones muy precisas de parte de los organismos de control local y de los demás países que compran la proteína local de que se cumplen con los requisitos más exigentes.
Además, EEUU envío en más de una oportunidad sus técnicos para verificar todo lo relacionado a la producción ganadera. Se verificaron los frigoríficos y el control que realiza el Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa). La exigente auditoría a la industria cárnica local superó todos los procesos exigidos por EEUU y tras varios análisis se logró, finalmente, la autorización.
Por otro lado, los volúmenes que Paraguay puede llegar a enviar al país del norte son ínfimos con relación a todo lo que importa de los más de 15 proveedores que están hoy habilitados a ingresar al país del norte.
A esto se suma que la carne que hoy día Paraguay está enviando a EEUU es para su procesamiento en industrias y posterior elaboración de hamburguesas, por lo que no existe ningún riesgo para la ganadería y menos para la industria cárnica del país del norte.
Entonces, cabe preguntarse cuáles son los verdaderos motivos por los cuales ganaderos y los legisladores norteamericanos se oponen firmemente al ingreso de la carne nacional.
Algunos ensayos afirman que son por cuestiones meramente políticas y proselitistas, considerando las próximas elecciones presidenciales en el país del norte y que algunos parlamentarios se están abanderando con la protección a la producción nacional. No hay datos recientes de que los legisladores hayan mostrado una resistencia tan fuerte al ingreso de carne de otro país como lo están haciendo ahora contra Paraguay.
Otro ensayo señala que la fuerte oposición contra la carne paraguaya tendría su trasfondo en dar mensaje al actual gobierno de Santiago Peña de que debe mejorar la gestión democrática en el país. Otro factor que se menciona es el alto nivel de corrupción en los distintos estamentos de los poderes del Estado.
La Cámara de Senadores de EEUU ya aprobó la prohibición de la carne Paraguay y el Gremio de Ganaderos de ese país ahora está haciendo un fuerte lobby para que la Cámara de Representantes también apruebe la misma resolución.
Cualquiera sea el resultado en el legislativo, la incertidumbre y la decepción ya se instalaron entre los exportadores locales. ¡Parece que la alegría durará poco tiempo!