02 abr. 2025

¡A festejar!

Disculpen que insista. Pero sus enemigos, ex profeso pretenden que la fecha pase desapercibida. Por eso los amantes de la libertad deben salir a festejar.

En el 2 y 3 de febrero próximos no solo se cumplirá un aniversario de número redondo del golpe que derrocó al tirano Alfredo Stroessner. Se celebrará el inicio de la época más extensa de libertad política y social en la historia del Paraguay.

La democracia cumplirá 30 años y, de tan añosa, está a apenas cinco años de ser tan longeva como el régimen nefasto que le antecedió.

El Gobierno y el Partido Colorado parecen estar más preocupados por sus cuestiones de la actualidad como para tomarse la molestia de pensar en el pasado. Básicamente, porque no les conviene.

Este Gobierno, principalmente el presidente, es hijo del stronismo, ya que se crió bajo la protección de la tiranía y algunas de sus planteamientos dan fe de ello.

El Partido Colorado, de flaca memoria para estos detalles, fue, junto a las Fuerzas Armadas, el mayor soporte de la dictadura. En verdad, más que soporte fueron sus más grandes cómplices.

Por su parte la oposición, fundamentalmente el Partido Liberal Radical Auténtico, continúa inmersa en el proceso de acomodo tras su última derrota en una elección general. Quizás por esa razón la fecha tiene poca trascendencia para ellos.

La mayoría de la población está, en puridad, más pendiente de los 40 grados de calor que de los 30 años de democracia.

No es culpa solo de ellos. Uno de los más importantes defectos de la democracia es qué jamás educó a la ciudadanía sobre sus bondades.

Por eso se da por asumido que por su culpa hay inseguridad y pobreza. La democracia tiene pocos defensores y muchos lobos con piel de cordero dispuestos a saltar para devorarla al menor descuido.

Pero pese a todo…

Hay que salir a festejar. A celebrar que un militar es ahora una persona entrenada para defender la integridad territorial y no un príncipe feudal henchido de corrupción y prepotencia. A celebrar que una empresa puede abrirse sin necesidad de buscar protección de los jerarcas del régimen. A celebrar que la prensa –y la ciudadanía a través de ella– puede hacer su trabajo sin el temor de la cárcel. A celebrar que las leyes son más importantes que la voluntad de un esbirro de la dictadura. A celebrar que somos libres. A celebrar que la democracia, pese a sus defectos, es el mejor de los sistemas posibles.