18 oct. 2024

¡A la gran fruta!

En los supermercados la oferta de frutas incluye nombres exóticos, como jaca, pitahaya y otras frutas desconocidas para quienes recorren las góndolas. Hoy son cada vez más numerosas las variedades en el mercado, pero también hay otras especies a nuestra disposición, que crecen en el país aunque no son comercializadas. Deliciosas y desconocidas, te presentamos algunas, para disfrutarlas.

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Pitaya. (IStockphoto)

Pasar por la sección de frutas y verduras de algún supermercado es un regalo para los sentidos, por la cantidad de aromas y colores que se encuentran en sus estantes y que hoy se aprecian en variedades del mundo vegetal que un par de generaciones atrás eran desconocidas para los paraguayos.

Entre las frutas raras que en la actualidad podemos encontrar, algunas llaman la atención por su morfología exótica y otras porque estábamos acostumbrados a verlas enmarcadas en un paisaje agreste. Las que se exhiben en los supermercados provienen generalmente de países vecinos o de más lejos, pero muchas de ellas también se pueden encontrar en el país, si bien solo en patios de particulares, cultivadas sin interés comercial.


Raras pero caras

Según referentes de la Cámara Paraguaya de Supermercados (Capasu), comparando los datos de 2008 con los registrados hasta marzo de este año, se redujo la demanda de los productos tradicionales y aumentó la compra de las frutas exóticas. La mayoría de las especies son importadas, y provienen especialmente de Brasil, algunas de Argentina y otras pocas de Chile.

Sin embargo, aclaran, este fenómeno todavía no es masivo y por ahora es el objetivo de un público selecto. Es por eso que no todos los supermercados mantienen una oferta de frutas exóticas en cantidades similares a las tradicionales, por lo que si abundan, lo hacen en los locales de determinados barrios o en delicatessen.

“Lo que limita es el precio, y además está la cuestión cultural de por medio; hay gente que no sabe cómo comer esas frutas que son raras. Por eso existen más en los locales adonde acuden principalmente los extranjeros, como los que se encuentran en la zona de Villa Morra, quienes piden frutas exóticas”, informan desde Capasu.

¿Qué tan caras son? Guillermo Gregor, de MH Hortalizas (empresa proveedora de supermercados), afirma que las frutas no tradicionales “son mucho más caras, cuestan entre G. 60.000 y G. 120.000 el kilogramo, alrededor de 300% más que las tradicionales”.


Por esa razón los productos son importados sobre pedido. “Se descomponen rápido si no tienen buena salida, y eso para el proveedor significa pérdida, porque los supermercados nos devuelven la mercadería”, añade. Pero en los mercados destinados a grupos selectos, la oferta de estos frutos es permanente.

Yaca. (IStockphoto)

Yaca. (IStockphoto)


Sobre gustos y tamaños


Los hay de tamaños diversos, pequeños, medianos y grandes. Y algunos, muy grandes, como la jaca, también conocida como yaca o fruto del pan. Es originaria de Indonesia y pertenece a la familia de las moráceas. También se encuentra en el sur y en el sudeste de Asia.

La jaca es de color amarillo en su interior, parecido al mango. Su jugo es ligeramente ácido y profundamente dulce, con un sabor que se define como una mezcla de mango con naranja. Cada fruto mide entre 25 y 100 centímetros de largo y entre 20 y 25 centímetros de diámetro. Pesa entre cinco y 50 kilogramos y es catalogada como la fruta más grande del mundo.


Está considerada como anticancerígena porque aporta isoflavonas, fitonutrientes, lignanos y saponinas, componentes beneficiosos para hacerle frente a las células afectadas, ya que atacan a los radicales libres. En Paraguay es posible encontrar jacas en viviendas particulares, pero las que se venden al público son importadas.

Graviola. (IStockphoto)

Graviola. (IStockphoto)

Y ya que hablamos de propiedades anticancerígenas, una de las frutas promocionadas como poseedora de esa capacidad es la graviola, que se produce en Paraguay, aunque en escala reducida, por lo que no abastece al mercado interno y debe ser importada. “Es como el corazón de India pero más chica”, explica Gregor. Pertenece a la familia de las anonáceas, la misma que incluye a nuestra conocida cirimoya (chirimoya) y al araticú silvestre. Es originaria de Sudamérica y Mesoamérica.


Su interior blanco es comestible y cuenta con proteínas, sales minerales, potasio, calcio, fósforo, hierro y lípidos. Vale aclarar que posee un alto valor calórico por sus hidratos de carbono, por lo que no se aconseja consumir en exceso si uno está haciendo dieta.

La pitaya o pitahaya es una planta cactácea (la familia de los cactus y tunas), y como tal, muy resistente a las sequías. También conocida como fruta del dragón, es oriunda de América. Se la aprecia en Estados Unidos, donde se consume mucho. Ese país la importa de Vietnam, pero en Paraguay también se puede encontrar, incluso en la región Oriental (las hay en Areguá), aunque se la puede ver en abundancia en el Chaco, donde crecen entre 15 y 20 variedades.

Es posible hallar pitaya en venta en los supermercados. La variedad ofrecida es de mayor tamaño de la que se halla en estado silvestre en el país y su precio de venta también es muy elevado. La principal desventaja a la hora de importarla es su dificultad para transportarla, porque es muy sensible a la presión.


Llamativa por su forma es la pera asiática o nashi –entre otras denominaciones–, que algún desprevenido podría pensar que es un híbrido entre una pera y una manzana, considerando la forma esférica de la fruta. Pero no, es una variedad de la pera que crece en diversos países del este de Asia.
Es una fruta dulce y constituye una comida popular en la región de donde procede, donde se comen frescos y crujientes. Las nashis no se utilizan cocidas, en tortas ni en mermeladas y jaleas debido a su alto contenido de agua y su textura fresca, crujiente y granulada, muy diferente a las variedades europeas, de consistencia cremosa. Son consumidas crudas y peladas.


Otra especie que suele llamar la atención de quienes compran en supermercados es la uchuva, que es el fruto de una planta herbácea originaria del Perú, perteneciente a la familia de las solanáceas, por lo que tiene características similares a las plantas de papa, tomate y tabaco, si bien su crecimiento es como el de un arbusto.

Es una pequeña baya dorada envuelta en hojitas verdes; es jugosa, con un sabor entre dulce y ácido; es más rica en vitamina C que la naranja, y posee altos niveles de vitamina A, de calcio, fósforo y hierro. Se ha señalado que podría ser beneficiosa para los riñones, la sangre y los ojos.

Lista ampliada


“En algún momento se trató de meter la banana ecuatoriana, la roja. Pero como la producción de bananas es muy grande en Paraguay, los bananeros no quisieron introducir nuevas variedades. El precio, además, era muy alto. Era muy rica, más dulce que las otras y más empalagosa; no se podía comer más de una”, comenta Gregor.

Grosella. (IStockphoto)

Grosella. (IStockphoto)

Tal vez más conocidos son el arándano, la grosella y la mora, especies que se producen en Paraguay pero que no alcanzan a cubrir la demanda. No son exóticas precisamente, pero hasta no hace mucho no era habitual encontrarlas en los supermercados. Lo mismo se puede decir del higo y del mburucuyá, frutas que crecen en Paraguay pero que deben ser importadas para abastecer el mercado interno.

Tampoco se pueden considerar en la actualidad raras o exóticas frutas como el kiwi, el kaki y la carambola, que sí fueron novedosas en su momento, pero que ya forman parte de la oferta de supermercados y la dieta de los paraguayos.


El asaí, una baya muy apreciada en Brasil –donde es utilizada en jugos, repostería y helados–, es otra fruta de reciente difusión fuera de las localidades fronterizas de Paraguay. Sin embargo, todavía es poco conocida en la capital.

Ciruela de java. (IStockphoto)

Ciruela de java. (IStockphoto)

Una especie absolutamente desconocida, incluso para profesionales agrónomos, es la ciruela de java, también conocida como jambolán, entre otras denominaciones. Pertenece a la familia de las mirtáceas y es oriunda de la región del Indostán.


Es parecida a una pequeña berenjena, con tamaño y formas similares a las de una uva pequeña y alargada. Es de color granate oscuro, y en su interior, alrededor de la semilla, hay una pulpa comestible de color blanco violáceo. Tiene un delicioso sabor agridulce y deja en la boca una sensación pegajosa.
En Paraguay ni siquiera se le conoce algún nombre, a pesar de que la planta ya se encuentra muy extendida en Asunción y alrededores. El desconocimiento que la envuelve quizás se deba a su parecido con el fruto del tarumá, aunque las hojas del árbol son muy diferentes, y no presenta el fuerte olor característico de este último.


El suelo fértil de la región Oriental y nuestro clima cercano al de otras zonas tropicales son ideales para el cultivo y la proliferación de especies propias de lugares con temperaturas similares a las nuestras, y que generalmente tienen un aura de exotismo. Disfrutemos de los regalos que la naturaleza nos da en forma de colores y sabores inigualables.