Raúl Cortese
ENCARNACIÓN
Los indígenas que piden limosnas o realizan ventas en los principales cruces de Encarnación, ya son parte de la postal de la Perla del Sur; pero sorprende que abiertamente y sin temor alguno, sumaron a la oferta, pequeños animales silvestres. Cuando más se acercan las vacaciones, el número crece.
Los menores de edad son mayoría en el lugar, despeinados, descalzos y en brazos, liderados por una mujer mayor, se instalan para iniciar la diaria jornada; y ofrecen loros pequeños y armadillos (tatu), desde G. 30.000, aunque si se plantea una rebaja, uno puede llevarse al pequeño lorito por G. 20.000. Es que los más pequeños no son muy buenos negociadores, y de hecho lo toman como un juego, ante los sorprendidos vecinos..
“Todos provienen del asentamiento Mbyá Guaraní, del distrito de Trinidad, son enviados por sus autoridades”, comentaba Jorge Ibáñez, de la Secretaría del Indígena de la Gobernación de Itapúa.
Sostiene que el asentamiento es uno de los que recibe las mejores atenciones de la Gobernación y del Estado.
Videocable. ”No tiene sentido que lleguen hasta la ciudad para pedir limosna, no pasan necesidades, ocurre que recaudan buen dinero y es destinado al pago de videocable, cuota de la moto y otros gustos”, significaba Ibáñez.
En varias ocasiones, fueron transportados en patrulleras policiales o vehículos de la Gobernación, pero retornan. Recientemente se inició una campaña para concienciar a la gente a no entregar monedas ni dinero, pero los indígenas se encargaron de destruir los carteles alusivos.
Mientras tanto, los pequeños nativos corretean en zigzag entre los vehículos, permanecen horas bajo el sol sin protección alguna, comiendo galletitas dulces con gaseosa y haciendo sus necesidades en el pasto.
Rentable
La mendicidad es altamente rentable, y no están dispuestos a dejarla. “Se prestan los hijos, la cuestión es aparecer con los pequeños en brazos y ofrecer sus bolsitas de limón, acto seguido exigen la monedita, llegan a juntar desde G. 120.000 a 400.000”, explicaba Jorge Ibáñez.Las personas son transportadas en moto desde sus respectivos asentamientos y luego abordan un vehículo de transporte urbano hasta llegar al centro de Encarnación.