“Ellos se llaman a silencio y creo que nunca nos van a contactar, porque no les conviene investigar, yo creo que fue terrorismo de Estado”, expresó la hermana, a la vez de explicar que no existe ningún avance en el caso, el cual no prescribe por tener una carátula de terrorismo.
La mujer indica que a la fecha no pueden acceder a las copias de la carpeta fiscal, bajo el argumento de que se tienen cosas delicadas adentro. Cuestionó duramente el hermetismo de la investigación fiscal, a siete años del caso.
De igual manera, sostuvo que la investigación fiscal se encuentra congelada incluso antes del fallecimiento de su padre, el general retirado Herminio Piñánez, quien se abocó a la investigación de la muerte de su hijo y falleció en el 2019.
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Asimismo recordó que cuando asumió la fiscala general del Estado, Sandra Quiñónez, prometió que iba a investigar el caso, pero en tres ocasiones se negó a recibir a su padre.
En ese sentido, dijo que la familia se llamó a silencio, pero están de acuerdo con la investigación de las autoridades y que incluso retiraron a su hermano sin que se le realice la prueba de ADN o tipología de sangre. “No sabemos si realmente fue él, retiramos una pierna”, detalló.
Entre otras cosas, sostuvo que existe un abandono total y que cuando más investigaban el caso y más sospechas tenían, la Fiscalía más se alejaba de ellos.
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“Yo ya no tengo fe en ella, siendo que a mi papá no le recibió”, agregó la mujer sobre Sandra Quiñónez.
También explicó que su hermano había sido llamado para investigar la muerte del comisario Manuel Escurra, quien falleció como consecuencia de un ataque con explosivos en Horqueta, Departamento de Concepción, atribuidos al Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP).
Otros dos militares, identificados como Ángel Báez Acosta y el suboficial segundo Salvador Paredes, resultaron heridos.
Sin embargo, relata la hermana, Piñánez informó al fiscal Joel Cazal que las bombas que mataron al comisario habrían sido colocadas después de la muerte de Escurra. Sin embargo, esto no fue tenido en cuenta en la pesquisa fiscal.
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Tras el trabajo de peritaje, un año después se registró la muerte del capitán Enrique Piñánez y el suboficial del Ejército José Manuel González Ferreira en el interior de un vehículo, con una bomba que el propio capitán había preparado para introducir al campamento del extinto grupo Agrupación Campesina Armada (ACA).
“Mi hermano era explosivista y se recibió en la escuela de Inteligencia, manejaba mucha información y cualquier cosa que nosotros decíamos ellos intentaban desmeritar”, aseveró.
De igual manera, criticó que el mismo fiscal de quien dudaba su hermano fue designado para investigar su muerte y hasta hoy en día no se investiga ni se le cambia.
“Ellos quisieron cerrar con la muerte de los hermanos Albino Jara Larrea y con la extinción del grupo ACA en febrero del 2015”, declaró.
Gloria Piñánez especificó que su hermano trabajó un año antes con la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), en el 2013, con el general Restituto González y el comisario Antonio Gamarra, quien incluso dijo que no lo conocía, pese a que salió en publicaciones periodísticas a su lado.