El presidente Mario Abdo Benítez cerró su ciclo de gobierno con la última presentación de su informe presidencial ante el Congreso Nacional, en el cual no obvió el tema de la salud y habló “del fortalecimiento del sistema”.
Dos años de su gobierno estuvieron marcados por la pandemia del Covid-19, que aquejó a todo el mundo y que obligó a tomar medidas preventivas extremas como el encierro.
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La enfermedad, que se llevó millones de vidas a nivel mundial, desnudó las falencias en materia de salud en Paraguay, por lo que el fortalecimiento “ocupó un sitio central en la perspectiva de este gobierno”, según indicó Abdo.
Detalló que las Unidades de Salud Familiar (USF) se incrementaron a más de 277 establecimientos en todo el país.
Así como también aumentó la cantidad de camas de terapia intensiva en comparación con el año 2018, donde llegaban a 274 y que en la actualidad se tienen 817. “De cuatro departamentos, hoy 16 departamentos tienen terapia intensiva”, se jactó.
El presidente señaló que si a estas inversiones se les suman la “modernización hospitalaria” y la contratación de personal de blanco, se puede observar el legado que deja su gestión.
“Si a esto se le suma la modernización hospitalaria en cuanto a construcción, después de más 40 años, de dos centros de alta complejidad, como el Hospital de Coronel Oviedo y el Gran Hospital del Sur, y los más de 23.000 nuevos vínculos profesionales, puede observarse un punto de inflexión en la historia del sistema de salud paraguayo”, afirmó en su presentación.
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Asimismo, Abdo resaltó que unas 43 plantas de oxígeno alimentan la autonomía del sistema de salud nacional, cuando “en el 2018 contábamos con apenas 4”.
De forma escueta, mencionó que el Instituto de Previsión Social (IPS) habilitó 20 nuevos establecimientos para la atención a pacientes.
No obstante, obvió las irregularidades en las licitaciones del IPS, la falta de medicamentos y las denuncias de saqueos de fondo de jubilados y la “pésima” administración de Vicente Bataglia.