Amante del guaraní, puso letra a significativas y trascendentales guaranias de Flores –como Ñemity–, además de legar poemarios y una antología en lengua vernácula.
Este paraguayo, que en setiembre cumplía 104 años, desarrolló toda una vida y su carrera médica en el vecino país, donde supo acoger a la colectividad paraguaya y compartir amistad con figuras como Augusto Roa Bastos, José Asunción Flores y otros.
Su profesionalismo, humanismo, generosidad y su entrega a la familia y los amigos fueron notas distintivas de un hombre que amó el guaraní y dejó poemarios como Che kirîrî asapukái haguâ. Para gritar mi silencio (1990), Kirîrî sapukái. El grito del silencio (1995), Sapukái. Poesías inocentes (1997), Sapukái sunu. Grito de trueno (2001) y Ñemity. Antología poética (2009), según dijo su biógrafo, el periodista y escritor compatriota Mario Rubén Álvarez.
PRODUCCIÓN. Autor de la letra de la célebre guarania Ñemity, con música de José Asunción Flores, la creación poética del médico era bilingüe.
Pese a sus tímidos inicios en la poesía, quien lo impulsa a cultivar este arte es el mismo Flores, quien reconoce su talento artístico.
“A través de las dos lenguas que lleva en el alma expresa sus sentimientos. Son como dos ríos paralelos unidos en aquellos temas que son recurrentes en su creación artística”, sostiene Álvarez.
“El amor a su patria chica (Isla Valle, Areguá, su lugar de nacimiento), a su patria grande (el Paraguay) y a su tierra de adopción (Argentina) son parte de su inspiración”, agrega su biógrafo.
La temática de sus poesías discurría por temas como “el sueño de concordia, el amor (a su esposa, hijos, nietos y amigos), la nostalgia, el silencio, la siembra, el grito, las preguntas esenciales de la vida, el camino, los campesinos, su madre y su padre, y otros temas”, detalla Álvarez.
Varios autores tuvieron a Abente como su fuente de inspiración, como Severo Rodas, Mauricio Cardozo Ocampo, Abel Cantero, Martín Arzamendia, entre otros.