03 may. 2025

Abismo

Benjamín Fernández Bogado – www.benjaminfernandezbogado.wordpress.com

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Nos hace mucho mal carecer de justicia. El no tener una fiscalía interesada en dilucidar un acto delictuoso. Que “su señoría tenga miedo” (jueces) y que los políticos-delincuentes estén muy seguros.
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Nos daña que el dinero de la corrupción haya sido el de mayor movimiento el año pasado, superando incluso al narcotráfico y que si existiera voluntad de acabar con esto que nos desangra hace bastante tiempo estaríamos viviendo mejor.

El cuerpo político de la democracia tiene septicemia (infección generalizada) y no hay capacidad de enfrentarla porque ni los médicos, medicamentos ni hospitales funcionan como debieran. Se fue Mazzoleni como consecuencia de su propia incapacidad y limitaciones administrativas. No tenía los atributos para gestionar en tiempo de pandemia y tampoco antes de ella. No sabía cómo controlar su ministerio y fue víctima de sus propias limitaciones. Le merendaron sus colaboradores elegidos y pagó con su cabeza la presión social. Era tan evidente que hasta el Senado se dio ínfulas de integridad pidiendo que lo echaran junto con otros dos colaboradores cercanos.

El espectáculo es tan decadente que una candidata de Cartes para la concejalía asuncena de nombre Eva Caje representó un pukarã (género teatral de menor rango) ante el viceministro Rolón, quien parecía tan embebido de su papel que lloró ante el pedido de que “le diera una patada a la que estaba a su lado” (era ella, de paso). Mientras tanto la furia ciudadana se acumulaba para estallar el viernes a la noche. Un muerto, varios heridos y una policía torpe empuja a todo el Gobierno de Abdo al abismo. Ahora entramos en el terreno de la imprevisibilidad absoluta. Es el tiempo de los renunciamientos y el presidente y el vice lo deben entender. El mensaje es para ellos. Para los dos.

El temor a que los gritos llegaran al Palacio e interrumpieran la lectura de la Biblia acabó con su mejor amigo en el gabinete. Rolón Vicioso -qué apellido este último- echó unas lágrimas en un tuit saludando a su jefe en la arena política y prometiendo trabajar juntos muy pronto. El nivel de negación de la realidad es tan grande que no logran dimensionar el hazmerreír que generan. No logran dimensionar el hastío, el rechazo y el repudio que generan sus actos. Se creen por encima de ellos. Emergen sobre los muertos y la miseria en que están sumergidos por deudas los parientes de los internados. No pueden comprender la realidad de sus mandantes y viven en una irrealidad que celebran de manera impúdica y pornográfica. El dinero de la corrupción es el gran combustible que mueve todo el aparato público hasta el punto que el BID reconoce el robo del Estado de 2 mil millones de dólares anuales y para celebrarlo contrata al ex ministro de Hacienda como su vicepresidente. El dinero sucio de la corrupción dobla al generado por el narcotráfico. Los que están en el Gobierno no tienen idea de la dimensión del problema que generan y del tamaño de reacción que pudiera emerger como consecuencia. El poder los ha nublado por completo. Le están provocando al pueblo a niveles insultantes y esta sociedad volcánica puede emerger contra ellos de manera brutal, que se preguntarán en la llanura cuándo empezaron a perder la dimensión de la realidad.

Mientras la pandemia mostraba sus lacras, uno de los viceministros de Mazzoleni tuvo tiempo para piropear y bailar sin barbijo con una modelo. Forzado por la opinión pública, lo sacó. Dos meses después lo recontrató para planificar las labores del ministerio (¡) La corrupción ya ha dado suficientes ejemplos de cómo nos empobrece, hunde y mata. Es hora de acabar con esta tragedia y estos mediocres actores porque vamos al abismo.