La pequeña desapareció el 15 de abril del 2020 del interior de una propiedad perteneciente a su padrastro en Emboscada. Supuestamente corría detrás de unas cabras cuando fue vista por última vez. Sin embargo, los investigadores dudan de la versión.
El abuelo de la menor dijo este sábado durante su participación en el programa La Lupa, emitido por Telefuturo, que a dos años de la desaparición de la niña la familia se hace la misma pregunta que todos los paraguayos: “¿Dónde está?”.
“Yo confío en la Justicia al 100%, pero estoy disconforme con el trabajo porque el objetivo es encontrarla, pero no lo estamos haciendo. Los jefes (de la investigación) me dicen que se está trabajando, pero no se están teniendo resultados. Conforme no voy a estar hasta que se le encuentre”, expresó.
En otro momento de la entrevista, expresó que desde el primer día no puede dormir. “Me levanto y rezo, a cada santo le debo una vela para ver si no tenemos una luz para encontrar”, indicó.
Dudas rodean al padrastro
El familiar de la niña desaparecida en Emboscada aseguró que toda la versión dada por su hija y el padrastro de la menor sobre su desaparición “es mentira”. Afirmó que ellos deberían hablar para que se sepa el paradero de su nieta.
Para el abuelo de la menor, el padrastro de la niña sigue siendo el principal sospechoso de su desaparición y aseguró que, según el testimonio de las niñas, se puede inferir de que este no quería a su nieta.
“Según las niñeras, él siempre le apartaba. Cuentan que ellos salían y, cuando la niña lloraba, ya le reclamaba a la madre. No es tan simpático el tipo”, expresó.
El abuelo de la menor pidió a las personas que tengan algún dato que pueda ayudar a encontrar a la niña que se comuniquen con la familia o las autoridades.
“Como abuelo tengo el corazón roto. Tengo a una hija en puerta de la cárcel y a una nieta desaparecida. Queremos darles respuesta a los paraguayos que quieren saber dónde está mi nieta”, dijo.
La desaparición
La pequeña de 7 años desapareció en extrañas circunstancias y por semanas se realizaron masivas búsquedas y rastrillajes en la propiedad donde vivía y hasta se hallaron rastros de sangre humana.
Sin embargo, los investigadores no pudieron cotejar si pertenecen o no a la niña porque la madre se negó a ser sometida a la prueba de ADN.
La niña fue vista por última vez cuando estaba jugando con unas cabras en la vivienda de su padrastro. Los investigadores no tienen pistas certeras sobre su paradero.
Los nombres de la niña y de su abuelo se omiten en cumplimiento del artículo 29 del Código de la Niñez, que prohíbe la publicación de datos que posibiliten identificar a los menores de edad en condición de víctimas de hechos punibles.