Bajo el título “Innovaciones galácticas”, la institución que organiza los Óscar acogió este jueves una velada en el teatro Samuel Goldwyn de Beverly Hills, en donde se exploró cómo la saga de ciencia-ficción de George Lucas pasó de los efectos especiales artesanales de Star Wars: Episode IV - A New Hope (1977) a los recursos digitales de cintas como Rogue One: A Star Wars Story (2016).
La noche comenzó al más puro estilo Star Wars, cuando el presidente de la Academia de Hollywood, John Bailey, apareció por el pasillo central del teatro acompañado por dos Stormtrooper con su característico traje blanco y al ritmo de la célebre The Imperial March que compuso John Williams.
“Esta es la primera vez que he tenido una escolta militar”, bromeó Bailey, quien prometió a los asistentes que esta noche descubrirían más a fondo “los secretos del mítico viaje de George Lucas” hacia las estrellas.
De las maquetas milimétricas a los hiperrealistas efectos creados por ordenador, el acto de la Academia dedicó gran parte de su atención a los técnicos, a mitad de camino entre visionarios y chalados, que con sus extraordinarios efectos especiales facilitaron que la película se convirtiera en un tremendo éxito de taquilla y en un clásico de la ciencia-ficción.
“En 1975 recibí el guion de Star Wars junto a una invitación para hablar con George Lucas y (el productor) Gary Kurtz. El guion era genial (...): tenía como peleas de perros entre naves especiales y cosas explotando. ¿Qué podría ser mejor?”, ironizó John Dykstra, que creó junto a ellos la compañía Industrial Light & Magic, que fue la base desde la que salieron los efectos especiales de Star Wars.
Y es que aunque Star Wars - A New Hope ganó seis Óscar, entre ellos los de efectos visuales y sonido, no fue nada fácil para este equipo de jóvenes sacar adelante todos los desafíos tecnológicos que requirió esta producción.
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Mejorar el movimiento y funcionamiento de las cámaras, alcanzar la máxima perfección en las maquetas o disimular lo que era imposible con trucos de montaje fueron algunos de los recursos empleados en un tiempo en el que, como Dykstra recordó de manera burlona, “había que poner cosas reales delante de la cámara y grabarlas”.
“Fue una tormenta perfecta de talento y dedicación”, resumió.
La noche incluyó algunas descripciones solo aptas para expertos en tecnología y especialistas en efectos especiales.
Pero también hubo momentos para las risas como cuando John Knoll, supervisor de efectos especiales en varias cintas del filme, contó cómo C3P0 y R2D2, droides con una movilidad muy precaria, no aparecían en plano, por arte de magia del montaje, cuando tenían que subir o bajar escaleras.
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En este sentido no pudo intervenir nadie mejor que Marcia Lucas, ganadora del Óscar al mejor montaje por Star Wars - A New Hope y que explicó, paso a paso, la última escena de esta cinta en la que los rebeldes logran destruir la Estrella de la Muerte.
“Fue realmente importante para mí cuando edité esa escena porque tenía que ser una sorpresa cuando Han Solo aparece volando y derriba a Darth Vader, quien se va dando vueltas, y Luke suelta su disparo y... la Estrella de la Muerte explota”, recordó.
“Ese momento tenía que ser tan fundamental que cuando Han Solo llega a salvarlos el público tenía que gritar: '¡Sí, sí!’. Y creo que conseguí que eso sucediera”, finalizó.