El jurista Eric Runesson ocupará la silla número uno en lugar de Lotta Lotass y la escritora Jila Mossaed, de origen iraní, la número 15, de Kerstin Ekman.
Lotass, Ekman y otros dos miembros renunciaron a su cargo la pasada primavera, mientras que otros cuatro más de los 18 de que consta la institución -incluidos sus dos últimos secretarios, Sara Danius y Peter Englund- la han abandonado temporalmente.
En la votación participaron, no obstante, tres de estos últimos para poder alcanzar el cuórum mínimo de doce miembros necesario para tomar decisiones internas, confirmó el secretario provisional, Anders Olsson, quien ya había anunciado hace meses la intención de elegir a un jurista.
La decisión se votó el miércoles en la reunión semanal de la Academia y hecha oficial después de que el rey Carlos XVI Gustavo, protector de la institución, la sancionase tras reunirse hoy con Olsson.
La Academia Sueca no ha revelado qué ocurrirá con la poetisa Katarina Frostenson, cuyo esposo, el artista francés Jean-Claude Arnault, fue condenado el lunes a dos años de cárcel por un caso de violación cometido en 2011 contra una mujer.
Fueron las denuncias de 18 mujeres en un diario sueco en noviembre sobre los abusos cometidos por Arnault, muy vinculado a la Academia a través de su esposa y su club literario, las que desataron el escándalo que provocó que se haya aplazado a 2019 el Nobel de Literatura de este año.
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Según reveló la televisión pública SVT hace unos días y confirmó públicamente un académico, la Fundación Nobel y la Casa Real han exigido la salida de Frostenson.
Al estallar el escándalo, la Academia cortó la relación y encargó una auditoría, que concluyó que Arnault no había influido en decisiones sobre premios y ayudas, aunque el apoyo económico recibido por su club literario incumple las reglas de imparcialidad al ser su esposa copropietaria.
Presionada por la Fundación Nobel, la Academia Sueca ha impulsado varias reformas en los últimos meses, como un cambio en los estatutos para posibilitar la renuncia real de sus miembros y la elección de nuevos; y recurrir a un grupo externo de expertos en derecho, resolución de conflictos, organización y comunicación.
Pero la decisión más controvertida ha sido aplazar la concesión del Nobel de Literatura, por primera vez en siete décadas y que supone que en 2019 se otorgarán dos premios, medida justificada por la falta de confianza y el debilitamiento de la institución.