27 abr. 2025

Accidentes de tránsito por falta de educación vial y controles

Datos oficiales señalan que entre los meses de febrero y marzo fueron reportados un total de 1.569 accidentes viales; la mayoría de ellos sucedieron los días previos a feriados y fines de semana. La cifra supone un promedio de 26 eventos por día; es decir, cada 55 minutos ocurre un accidente. Los datos son preocupantes y deben ser considerados por las autoridades. Las instituciones deben aceptar que las cifras son un llamado de atención; sin duda, faltan educación y conciencia vial, y al mismo tiempo, mejorar los controles.

Las preocupantes cifras oficiales sobre accidentes viales reflejan, entre otras cuestiones, el gran déficit que sufrimos en educación vial. La mala conducción, la conducción temeraria y el desconocimiento de las reglas de tránsito son indicadores prácticamente irrebatibles.
Cada día los medios de comunicación, los noticiarios y redes sociales relatan las trágicas historias de accidentes de tránsito que enlutan nuestras avenidas y rutas. Pese a la gravedad de la situación y de las terribles consecuencias, por un lado, para las familias y, por otro, también para el sistema de Salud Pública, de momento, las autoridades no están prestando atención a esta epidemia que desde hace años nos viene asolando.

Una profesional de la salud mental opinó para Última Hora indicando que la violencia es un elemento siempre a considerar en los accidentes en las rutas. La licenciada Alma María Segovia señaló que nuestras vías están marcadas por la ley del más fuerte: “Por eso, tenemos un sinnúmero de accidentes de tránsito y también tenemos agresiones en las carreteras”. La experta señalaba, como otros indicadores resaltantes, factores como el estrés y la ansiedad, que “juegan un papel muy importante en la vida moderna y que esto lleva a las personas a tener altos niveles de estrés, que influyen en el comportamiento de cualquier conductor”.

Vale la pena recordar dos incidentes que se sucedieron en las calles de nuestras ciudades, cuando un conductor de plataforma fue golpeado salvajemente por un artemarcialista, y en otro, una menor de edad quedó con una profunda herida en el rostro. Son dos ejemplos recientes en los que resaltan la intolerancia, la falta de empatía y de contención de algunos conductores.

El componente de la salud mental sin lugar a dudas es muy importante, pero este factor solo torna más grave una situación preexistente y que sigue estando detrás de nuestra epidemia de accidentes.

En primer lugar debemos mencionar la falta de educación vial. En Paraguay, toda persona que pueda estar en posesión de un vehículo o motocicleta puede salir a la calle, sin conocimiento de las reglas e incluso –muchas veces– sin el permiso de conducir correspondiente. De hecho que esto se vuelve muy notorio al observar la forma de conducir de la población en general: no se utilizan los indicadores de giro, se hacen maniobras prohibidas, hay desconocimiento del significado de la señalética y una compulsión nacional por el uso de la bocina.

No obstante, detrás de estas nocivas costumbres locales, se esconde la verdadera causa: la debilidad de nuestras instituciones. Los controles de la policía, de la Patrulla Caminera y de los agentes de tránsito de las ciudades no son efectivos debido a la falta de credibilidad de estas instituciones. Es muy común, lamentablemente, ver en las redes sociales videos de agentes recibiendo coimas; o la reputación de estos funcionarios, quienes presuntamente no ejercen controles ni educan a los conductores, sino que solamente recaudan a través de las nefastas coimas.

La educación vial debería estar vigente desde la escuela, y también colaboraría que los controles, las multas y las consecuencias para los conductores que cometen infracciones fueran más rigurosos. Pero ninguna de estas solitarias acciones va a lograr que bajen las terribles cifras de accidentes viales si no se implementan políticas públicas.

Todas las ciudades del país deben resolver el difícil y peligroso problema que supone el caos del tránsito. Con vías saturadas y sin alternativas para la población, como un sistema de transporte moderno y eficiente, el cambio será casi imposible, ya que todos los factores suman para posicionarnos ante la actual realidad de que en Paraguay hay un accidente cada 55 minutos.

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