La actualización del proyecto Determinación del Metil Ter Butil Eter (MTBE) como agente contaminante en el Acuífero Patiño, en Central, precisó que en épocas de sequía aumenta la concentración del aditivo de combustible.
Este incremento del líquido inflamable, que puede afectar a la salud, se da debido a la bajante de agua por la sobredemanda de la reserva en verano, explicó el doctor Juan Francisco Facetti, encargado del monitoreo por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Asunción (Fiuna).
El reciente resultado del análisis –promovido por Conacyt–, realizado en los meses de noviembre, diciembre y enero pasado, describe que el 85% de los 90 pozos estudiados, contienen el aditivo de combustible MTBE.
El porcentaje es casi el doble del que se detectó en la primera fase que abarcó los meses de mayo, junio y julio. En dicha temporada de lluvia y plena recarga del acuífero, la concentración fue del 44% en las mismas perforaciones analizadas. Los pozos evaluados se encuentran en áreas cercanas a estaciones de servicios y tienen una profundidad de hasta 180 metros.
“Es de resaltar que se registró una masiva presencia de MTBE. La detección del contaminante se verificó en el 85% de los pozos del acuífero. Cubre vastas zonas de Asunción, Villa Elisa, Lambaré, Luque, San Lorenzo y Fernando de la Mora”, comentó el experto Francisco Facetti.
Indicó que en el acuífero existen cerca de 350 pozos profundos utilizados para abastecimiento de la población por Juntas de Saneamiento y Aguaterías.
Impacto. Hasta el momento, no se ha confirmado su efecto cancerígeno en humanos. Sin embargo, el consumo de MTBE puede provocar náuseas, irritación de la nariz, garganta y efectos sobre el sistema nervioso. La doctora Laura Flores, especialista en Salud Ambiental, refirió que en el país, aunque existan estos casos, clínicamente no son atribuidos a la sustancia, pues es similar a una virosis.
Señaló que al ser de conocimiento público que efectivamente en Central existe el MTBE en el agua subterránea –de donde se abastecen aguaterías y juntas de saneamientos–, el Ministerio de Salud Pública debería realizar una vigilancia en cuanto a los casos de consultas para analizar si hay aumento de cefalea, vómitos, irritación o alergia.
“Generalmente en el aire, si existe una liberación, se va a degradar en horas. Pero cuando llega al suelo –hasta el agua subterránea–, su duración es más persistente. Es muy soluble y puede estar filtrado por meses o años hasta llegar a los centros de distribución para consumo humano”, explicó.
Afirmó que de hecho, se puede percibir fácilmente cuando el agua contiene el aditivo, por el olor y sabor a combustible.
Convocatorias. Tras la primera difusión del estudio, desde la Junta Municipal de Asunción se había impulsado una mesa de trabajo multisectorial, de carácter “urgente”, para encarar acciones en torno al acuífero. Sin embargo, recién dos meses después convocaron a los investigadores de la UNA para tratar el tema. La cita es mañana. En su propuesta, el concejal capitalino Javier Pintos pedía encomendar a la Comisión de Recursos Naturales y de Medio Ambiente de la Junta, convocar a representantes de la Dirección de Gestión Ambiental de la Intendencia, investigadores de la UNA, al Ente Regulador de Servicios Sanitarios (Erssan), Seam, Ministerio de Industria y Comercio, y Asociación de Propietarios de Operarios de Estaciones de Servicios y Afines (Apesa).
“Luego de un tiempo, me llegó la nota de la Junta Municipal de Asunción. La que de inmediato nos convocó fue la de Luque, donde se presenta una de las más altas concentraciones. En la reunión plantearon que la Facultad de Ingeniería, con otras instituciones puedan crear un Observatorio de Calidad del Agua del Acuífero Patiño. Quedaron en volver a llamarnos para realizar una hoja de ruta”, dijo Facetti.
