Reconocido como cercano a los pobres y a los jóvenes, Adalberto Martínez lleva una vida pastoral destacable. Él se convertirá este sábado en el primer cardenal paraguayo en 400 años de historia.
Durante sus estudios de inglés avanzado y de Filosofía en la Facultad de Filosofía del Oblate College de Washington DC, el religioso colaboró asiduamente en la pastoral hispana en apoyo al Centro Católicos Hispano.
Asimismo fue, durante años, asesor de la Pastoral de la Juventud. También se involucró en el área de la salud y el bienestar social como presidente de la organización social San Roque González de Santa Cruz, fundación que ayuda a personas con enfermedades renales.
Adalberto Martínez fue el primer obispo de la Diócesis de San Lorenzo, donde supo organizar pastoral y administrativamente a la que hoy es considerada como una de las más importantes del país.
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Durante su ejercicio como obispo de San Pedro, presidió y organizó la Coordinadora Multisectorial Sanpedrana, organismo que reúne a todos los sectores y fuerzas vivas del Departamento de San Pedro, para pensar en el desarrollo sostenible y con equidad de la región, rica en recursos naturales.
Tras ocupar varios cargos importantes de la Iglesia Católica, Adalberto Martínez fue nombrado por el papa Francisco como arzobispo de Asunción el pasado 17 de febrero, mientras que se lo anunció como el primer cardenal paraguayo el 29 de mayo.
En la actualidad, es presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), cuyo cargo ejerce de forma ininterrumpida hace cuatro años.
Mensajes en favor de la equidad social
Durante su discurso de asunción como arzobispo de Asunción, el pasado 8 de marzo, en la Catedral Metropolitana, Adalberto Martínez hizo énfasis en la necesidad de resolver los problemas sociales, así como en la importancia de la doctrina social de la Iglesia.
“El problema de la tenencia y propiedad de la tierra, y la situación de las comunidades indígenas y campesinas bajo amenaza de desalojos, exigen un diálogo intersectorial e interinstitucional inmediato para encaminar soluciones pacíficas. No habrá paz sin un diálogo y concertación en el marco de la justicia social, como enseña la Doctrina Social de la Iglesia”, dijo.
Asimismo, aseguró que el Paraguay necesita signos de esperanza de quienes tenemos responsabilidad ante la sociedad.
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“La Iglesia Católica no puede defraudar la gran confianza que deposita en ella la ciudadanía. La Doctrina Social de la Iglesia es un tesoro que ponemos a disposición de los que tienen responsabilidades y liderazgo en el país, y para todas las personas de buena voluntad, como un aporte para el saneamiento moral de la nación, para el trabajo por el bien común y como un servicio al desarrollo integral de nuestro pueblo”, sostuvo.
El pasado 15 de junio, Adalberto Martínez pidió en su homilía durante la misa por los 10 años de la masacre de Curuguaty en Marina Cué que “no nos acostumbremos a la guerra, ni a las matanzas”. “Los cristianos estamos llamados a rezar por la paz, orar por la paz y no solo eso, sino ser constructores de paz”, agregó.
En su homilía abogó por una equitativa distribución de las tierras y del desarrollo de las mismas por el campesinado y los indígenas. En ese sentido, recordó que las comunidades indígenas fueron desplazadas.
“Todos estamos llamados a la paz y no habrá paz sin justicia. Debemos trabajar por la equidad del Paraguay, en la distribución equitativa de las tierras. Necesitamos desarrollar la reforma agraria y que los campesinos e indígenas no sean desplazados de sus propias tierras. Tenemos que recordar que todos, la Iglesia, los políticos y empresarios debemos trabajar por el bien común, renunciar a los intereses para buscar el bien común”, expresó.
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Un hombre clave durante el Marzo Paraguayo
La Iglesia Católica tuvo un papel fundamental durante los episodios del Marzo Paraguayo. Incluso, la Catedral Metropolitana acogió a los heridos y fungió como un refugio para los manifestantes.
Durante ese periodo, los obispos, sacerdotes, religiosas, laicos, Universidad Católica y la Pastoral Social se abocaron en atenciones y servicios, abarcando varios frentes de acción.
El rol de la Iglesia Católica no se limitó solo a la asistencia de los jóvenes y campesinos durante las movilizaciones. También, lideró un proceso de mediación para el retorno de la paz tras la muerte de siete jóvenes en la Plaza de Armas.
El encargado de liderar la mediación fue el entonces obispo auxiliar Adalberto Martínez, quien según describió Fernando Camacho, uno de los jóvenes protagonistas de la gesta, tuvo activa participación en el proceso para evitar más muertes.
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“Recuerdo que Adalberto Martínez era un sacerdote joven. Tuvimos en frente a una persona que nos transmitía mucha paz, mucha calma y serenidad. Él nos escuchó y, desde ese momento, se involucró de forma muy activa en participar de la resolución del conflicto”, rememoró el actual presidente del Partido Encuentro Nacional (PEN).
El obispo de Asunción es considerado el ala progresista de la Iglesia Católica. En sus redes sociales y diferentes pronunciamientos se mostró del lado de los sectores menos favorecidos.
Adalberto Martínez Flores será investido este sábado como el primer cardenal paraguayo durante un consistorio ordinario a celebrarse en la Basílica de San Pedro, Vaticano.