Ella no necesita de extravagancias como Lady Gaga o de un cuerpo perfecto como Katy Perry. Le basta con su contundencia vocal para arrastrar una legión de fans a nivel mundial y para arrasar con los premios Grammy, como lo hizo en la noche del domingo.
Nacida el 5 de mayo de 1988 en West Norwood, en el sur de Londres, Inglaterra, Adele Laurie Blue Adkins “Adele”, es una virtuosa cantautora que combina soul, blues y jazz, que supo imponerse con un estilo que quizá no encuadra con lo “normal” de la industria, acostumbrada a figuras estilizadas.
La agobiante presión mediática que sufrió al arrancar su carrera, allá por el 2008, combinada con críticas mordaces a su sobrepeso en un mundo obsesionado con la extrema delgadez hizo mella en Adele, que se retiró durante una temporada por agotamiento.
Bautizada “la persona más poderosa en la industria musical” por The Guardian, sin duda el éxito ha marcado la breve carrera de una cantante que confiesa sufrir “pánico escénico grave” que a veces la hace vomitar antes de sus conciertos.
La británica fue operada recientemente de las cuerdas vocales. Muchos temían que eso afectara su increíble voz, lo que quedó completamente descartado cuando cantó “Rolling in the deep” anoche en la gala de los Grammy. Unos días antes ya había ofrecido una extraordinaria interpretación de la misma canción a capela en un programa de la CBS.
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<h2>Carrera ascendente</h2>
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Fuente: Agencia EFE