La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó en 2019 el trastorno por uso de videojuegos dentro de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE). Este organismo denunciaba que el uso sin límites de este tipo de juegos, tanto en línea como fuera, puede llevar a comportamientos adictivos.
Según la OMS, las personas que sufren este trastorno pueden mostrar un deterioro en el control del juego e incluso anteponerlo a otros intereses y actividades de la vida diaria. En los casos más graves, puede afectar otras esferas de la vida personal, ya sea en el colegio, en el trabajo o en la relación con familia y amigos.
Más de 2.000 millones de personas juegan a videojuegos en todo el mundo y, de estas, se calcula que un 3% son adictos a los videojuegos, según un estudio del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos con datos de diferentes países. Por otro lado, más de la mitad de la población en Estados Unidos (59%) y un poco menos de la mitad en Europa (48%) juegan a videojuegos. Los datos indican que este trastorno afecta tanto a menores como adultos. Los estudios también muestran que los hombres se enganchan más fácilmente a los videojuegos en línea, mientras que las mujeres prefieren los juegos en aplicaciones para móvil.
Videojuegos, un problema. La sicóloga clínica Marian Piñánez advierte sobre el uso excesivo del videojuego en niños y adolescentes, afirma que se convierte en adicción cuando la conducta domina la voluntad y genera dependencia. “Durante esa situación el niño pierde el control sobre la frecuencia, la intensidad y duración del juego. Además los juegos pasan a tener prioridad sobre otros intereses de la vida y actividades diarias”, explica la profesional.
Cuando esa conducta se mantiene trae consecuencias negativas como por ejemplo, pérdida del interés en aficiones o actividades que antes eran muy importantes, cambios en el peso, alteraciones en el estado de ánimo, irritabilidad, ira y nerviosismo, problemas del sueño y cuadros de ansiedad, estrés o depresión.
¿Qué hacer en estos casos?
Muchos padres muestran su preocupación porque sus hijos pasan muchas horas con los videojuegos. La sicóloga indica qué pueden hacer los padres ante esta difícil situación.
-Limitar las horas de juego. “Un chico entre 9 a 12 años debería de jugar máximo hasta dos horas por día. Es importante que tengan horarios de sueño y alimentación”.
-Interiorizarse sobre el tipo de juego de los chicos y monitorearlos.
-Es fundamental que los chicos hagan deportes o actividades físicas.
-Compartir con los niños el mundo de los videojuegos y jugar con ellos pero estableciendo los límites de tiempo sin prohibir la utilización.
-No es recomendable utilizar a los videojuegos como premio o castigo.“Si ves a tu hijo que se frustra porque perdió en un videojuego poner en palabras sus emociones, dialogar con él”, sostiene y finaliza que es necesario implementar otros tipos de juegos y actividades en el día.
Preocupante. El uso excesivo del videojuego puede llevar a conductas adictivas. Una especialista propone medidas a tener en cuenta.
Señales de alarma
Por su parte, la sicóloga explica que hay una serie de señales de alarma para que los padres tengan en cuenta si sus hijos están enganchados a este tipo de juegos:
- Tristeza o ira por apagar el juego.
- Problemas para comer, dormir e incluso para ducharse.
- Bajo rendimiento en el colegio.
- Una mala relación con los padres.
- La conducta de juego interfiere gravemente en las actividades diarias.
Cuadros de ansiedad, estrés o depresión.