Publicado recientemente en la revista Nature Communications con el título Retrasar la eliminación de dióxido de carbono en la Unión Europea pone en riesgo los objetivos climáticos, los expertos proponen empezar cuanto antes a aplicar soluciones para que no sea demasiado tarde y se pueda cumplir el objetivo climático entre los diferentes países.
“Nuestra investigación señala que, para limitar el calentamiento global del planeta y luchar contra el cambio climático, es prioritario reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero”, señala el investigador del Departamento de Ingeniería Química de la Universidad de Alicante (UA) José Antonio Caballero, según un comunicado de esta institución académica.
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“Los resultados del estudio muestran que si queremos eliminar 50 gigatoneladas (Gt) netas de CO2 para el año 2100, que representa únicamente el CO2 emitido en Europa en la última década, cada año de retraso tendría un coste de entre 0,12 y 0,19 trillones de euros por cada año de inacción”, según detalla Caballero.
Si el comienzo se retrasase hasta mitad de siglo, el potencial de eliminación de CO2 se reduce a unos 35.6 Gt, y si se retrasase a alrededor de 2070 “sería imposible cumplir con el objetivo debido tanto al desaprovechamiento de recursos de biomasa (residuos forestales y agrícolas y desuso de tierras marginales disponibles para cultivos energéticos), como a la velocidad máxima de implementación de las tecnologías en la realidad”, apunta.
Esta “retirada intencional” de CO2 de la atmósfera puede hacerse mediante una serie de acciones que promueven procesos naturales de mejora de sumideros de carbono (en bosques y suelos) o bien mediante el empleo de soluciones tecnológicas.
Entre las opciones disponibles hoy en día, dos de ellas están recibiendo la mayoría de la atención.
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Por un lado, la captura directa de CO2 de la atmósfera mediante reacciones químicas y, por otro, la bioenergía con captura y almacenamiento de carbono (DACCS y BECCS, respectivamente por sus siglas en inglés).
En ambas tecnologías, el CO2 presente en la atmósfera es capturado por reacciones químicas o fotosíntesis y posteriormente transportado y almacenado geológicamente en suelos y océanos, siendo por tanto eliminado y consiguiendo así lo que se conoce como emisiones negativas.