Los insurgentes mantienen que no son los mismos que hace dos décadas, cuando su régimen se caracterizó por relegar a las mujeres al hogar y por su conservadora interpretación del islam, pero la comunidad internacional ha mostrado su inquietud y se mantiene vigilante.
En las últimas dos décadas, estudiantes de ambos sexos han compartido las aulas de las universidades afganas sin trabas, aunque los centros de educación primaria y secundaria continúan segregando por sexo a los alumnos.
Una situación a la que los talibanes, que se hicieron con el poder en Kabul el pasado 15 de agosto, han decidido poner fin.

Los estudiantes “hombres y mujeres continuarán sus clases sin educación conjunta” en un “entorno seguro de estudio” en base a la sharía o ley islámica, dijo el ministro de Educación Superior, Abdul Baqi Haqqani, en una rueda de prensa.
El ministro afirmó que los preparativos para implementar la medida “están en marcha” y “serán completados antes de que comiencen los cursos en las universidades” en los próximos días.
Haqqani justificó la medida al afirmar que la educación conjunta impide a las mujeres concentrarse en sus estudios, es “contraria al islám y a los valores culturales afganos” y había sido pedida por sindicatos de profesores y estudiantes. Las estudiantes afganas solo podrán atender a cursos impartidos por profesoras, según las nuevas reglas de los talibanes, que están elaborando un nuevo currículum para la educación superior que se adapte “al islám y a la cultura afgana”. EFE