Juan Manuel Medina (26) es parte de esta comunidad, un joven percusionista de Kamba Kua, heredero de una cultura ancestral. Él pertenece a la quinta generación africana que llegó y se instaló en el país en los años 20 del siglo pasado, en la ciudad de Fernando de la Mora. Desde hace décadas su familia conserva las prácticas y los hábitos culturales de sus ancestros, liderando el ballet principal. El primero en hacerlo fue su abuelo Santiago Medina, le siguió su tío Lázaro Medina y hoy quien está al frente es Benito Medina.
“A mí siempre me gustó la percusión”, cuenta. A los cinco años de edad ya intentó hacer sonar los tambores, tras observar las prácticas de los mayores. Como era muy pequeño, su familia no lo dejó acceder a los instrumentos, entonces tomó una lata vacía de leche Nido con la cual improvisó sus primeros sonidos. “A esa edad ya aprendí los ritmos, que son como siete en total, pero yo ya tenía como cuatro de ellos en mi cabeza de tanto escuchar”, cuenta.
TRADICIÓN FUTBOLERA. Además de haber heredado la cultura africana, Juan Medina y toda su familia también heredaron la preferencia futbolística de su abuelo Santiago, quien era seguidor del Club Cerro Porteño.
Pero la percusión no fue lo primero que le hizo pisar los escenarios a Juan; fue el baile. “Cuando tenía nueve años, mi tío Lázaro nos puso una condición, a mí y a otros tres primos que formábamos un grupo; nos dijo que si bailábamos en un festival, también nos iba a dejar tocar”, recuerda. Ese incentivo lo llevó a convertirse en bailarín del ballet principal durante dos años. Sin embargo, a los 12 cambió de rol. En una oportunidad, cuando se predisponía a bailar con el elenco, el percusionista oficial se lesionó la mano y Juan tuvo que reemplazarlo. Esa fue su primera actuación en la percusión, algo en lo que hoy se destaca.
Aunque entre Juan y los tambores no hubo una relación constante: a los 16 años se dedicó a jugar fútbol. Se inició en el Club 6 de Enero de la comunidad de Kamba Kua, en la Liga Fernandina. También jugó en Sport Colombia y en el Sportivo Iteño. El amor al fútbol le duró hasta los 23 años. Luego abandonó el deporte y volvió de lleno a sus instrumentos tradicionales.
A ritmo de rock
“Una vez le dije a mi mamá que, después del fútbol, la otra opción para mí era la música, y que un día iba a tocar en un grupo grande”, relata entusiasmado Juan. De hecho, recuerda que un día su tío Lázaro les dijo a él y a sus primos que uno de ellos tocaría en un grupo reconocido alguna vez. Y la predicción se cumplió en él. Hace más de un año, este joven integra la banda de rock nacional Bohemia Urbana, liderada por Jaime Zacher.
Juan conoció a Jaime en el rodaje del videoclip Neike mitã’i que se realizó en 2014. En aquel tiempo, el afrodescendiente integraba otro grupo: Café Caliente, de Ulises Silva. Ahí tocó por un año el güiro (un instrumento de percusión). Después de eso integró un grupo colombiano, el de La Sonora Dinamita, que abandonó poco antes de integrarse a Bohemia Urbana. En el 2016, para un concierto con la Orquesta H2O, Jaime invitó a Juan a tocar en su grupo. Luego de aquella actuación, Javier Zacher —hermano de Jaime— se acercó y lo invitó a hacer lo mismo pero en el grupo Salamandra, el mismo día.
EJEMPLO E INSPIRACIÓN. Desde los nueve años, Juan acompañó las actuaciones de su tío Lázaro Medina —hermano de su madre, Marcelina Medina—. Él considera que las acciones de su tío son su inspiración en la lucha por la conservación de su cultura, ya sea desde la música, el baile, o desde nuevas leyes que amparen a su comunidad.
Y fue así que Juan se convirtió en el primer miembro del Ballet Principal Kamba Kua Lázaro Medina en formar parte de un importante grupo de rock nacional. “Desde el momento en que conocí Bohemia Urbana me gustó muchísimo. Ellos hacen una mezcla de rock con música afro, folclórica y latinoamericana. Esas fusiones me encantan por lo que transmiten”, asegura.
Ley para afrodescendientes
“Cuesta mucho conservar la cultura afro, y más a los jóvenes como yo”, admite el percusionista. Él revela que actualmente la comunidad Kamba Kua está gestionando un proyecto para que el Estado los reconozca como minoría étnica, de manera que a partir de eso puedan exigir políticas públicas que los protejan y garanticen sus derechos. Esta ley también alcanzará a otras comunidades africanas, como la de Kamba Kokue, de Paraguarí y Emboscada.
A nivel internacional se viene hablando de la importancia de preservar las costumbres de los afrodescendientes desde hace una década, “pero en el país todavía no toman medidas al respecto”, reclama este joven, que el mes pasado representó al país en el Tercer Coloquio Internacional Afrodescendiente en Cali, Colombia.
Para Juan Medina, aunque un poco tarde, esta lucha recién comienza. Y una vez más trae a colación las sabias palabras de su tío Lázaro, cuando reflexiona sobre su crecimiento musical. “Quiero seguir creciendo, sin tener que salir del esquema de mis raíces”.