El suceso, aplaudido por muchos en Brasil, un país en el que más de la mitad de la población es afrodescendiente, evidencia la difícil labor de las mujeres de raza negra que día a día claman por la igualdad y la defensa de sus derechos.
Maria Júlia Coutinho, conocida en el medio periodístico como Majú, comenzó a trabajar con Globo en 2007 como reportera y en 2013 asumió el reto de informar la previsión del tiempo de los telediarios de la principal cadena de televisión del país, donde llamó la atención por su espontaneidad y lenguaje informal.
Entre los informativos de la cadena donde anunciaba la previsión climática estaba el Jornal Nacional, donde se consolidó como la imagen del tiempo y donde ahora entró a formar parte del equipo de presentadores del fin de semana del informativo.
Majú es una de las siete periodistas afrodescendientes que sobresalieron en Brasil en programas e informativos de televisión, un número irrisorio para un país donde más del 50% de la población es negra o mulata.
En los casi 50 años de historia del Jornal Nacional, Heraldo Pereira fue el único periodista negro que formó parte del equipo de presentadores del informativo, una labor que realiza desde 2001.
En Brasil la situación de la mujer prende alarmas, y más en lo que se refiere a las de raza negra.
En Brasil, ser mujer y afrodescendiente significa, además, trabajar más, cobrar menos y ver limitadas las oportunidades en el mercado laboral, según un estudio divulgado en marzo del año pasado por el oficial Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (Ipea).
Según el estudio, el salario mensual de una mujer negra en Brasil, en promedio, es casi USD 500 menor que el sueldo medio de un hombre blanco.
La violencia contra las mujeres negras también es significativa en un país que concentra el 40% de los feminicidios en Latinoamérica.
Otro estudio del Ipea señala que en 2016 la tasa de homicidios de mujeres negras en el país es de 5,3 por cada 100.000 habitantes, una tasa 73% mayor a la registrada entre las mujeres no negras, entre las que la tasa de homicidios es de 3,1 por cada 100.000 habitantes.
En 10 años la tasa de asesinatos de mujeres negras aumentó un 15,4%, mientras que entre las no negras cayó un 8%, según la investigación.
Uno de los casos más emblemáticos de Brasil fue el asesinato de la concejala Marielle Franco, tiroteada junto con el conductor del carro que la transportaba cuando salía de un evento político-cultural en el centro de Río de Janeiro.
La política, una mujer afrodescendiente, lesbiana y activista de derechos humanos, fue asesinada brutalmente a balazos en la noche del 14 de marzo de 2018. Once meses después, el crimen sigue sin resolverse.
El episodio que intentó apagar la voz de Franco, y que fue repudiado en todo el mundo, se convirtió en el símbolo de la lucha que día a día enfrentan las mujeres negras en Brasil.