Rompiendo los límites del tiempo, Adela, devastada tras la muerte de Elena a causa de una enfermedad, se sube a un autobús y viaja una década atrás para pasar un fin de semana con ella y su amiga Luci en Solís, un pequeño pueblo playero de Maldonado (Uruguay).
Durante esos tres días que pasan juntas –acompañadas también de Paquito, el hijo de Luci– las protagonistas intercambian recuerdos, dudas y miedos en la casa de playa de Elena en Solís, donde Adela se aferra a los momentos fugaces con su amiga para evadirse, aunque sea un rato, de la realidad que la espera en el presente.
Te puede interesar: El Festival de Cine de Tribeca celebrará su 20 aniversario en junio de 2021
La historia de Adela, Elena y Luci (interpretadas por Chiara Hourcade, Victoria Jorge y Eva Dans) nace tras la pérdida de una amiga muy cercana de las cineastas: “La película es un homenaje a ella, pero también a una época y una amistad”, explica Guevara en entrevista con EFE antes del estreno del proyecto en Tribeca.
Jorge añade que la idea de la trama surgió de manera “muy espontánea, como cuando llueve y sale un honguito”. “Anita y yo quedamos para ver cómo estábamos. Nos pusimos a hablar sobre ese fin de semana y esas amigas y, de manera más concreta, rememoramos un momento puntual”.
No obstante, la película no es un retrato de la persona que ya no está; de hecho, en el proyecto ambas ponen distancia con la historia real, tratándola como un cuento y convirtiéndola en una fábula sobre la amistad que desafía al paso del tiempo y a la muerte per se.
El paso doloroso a la edad adulta
El tratamiento del duelo a través del viaje temporal de Adela está inspirado en la película animada Mi vecino Totoro, del japonés Hayao Miyazaki, que también juega con lo onírico y con el desdoblamiento de realidades a través de la inocencia de sus personajes principales, dos niñas de corta edad.
En contraposición, Agarrame fuerte indaga en el paso a una dolorosa edad adulta en la que todas esas cosas que de niño se ven imposibles –como la muerte de un ser querido– empiezan a hacerse realidad. Por ello, sin ser conscientes, las directoras acaban explorando la pérdida de inocencia que supone hacerse mayor.
“Si bien no fue una cosa que nos planteamos verter en la película de manera consciente, sí hablamos de que era algo que nos había pasado, esa pérdida de inocencia ante lo irreparable”, incide Leticia Jorge.
Y señala que la mayor dificultad a la hora de contar la historia fue a nivel anímico, ya que hubo momentos “luminosos” y “angustiosos” por igual, algo que se acentuaba con el hecho de que, pese a estar trabajando juntas, sus emociones no estaban sincronizadas: Cada una gestionaba el duelo de una forma distinta.
Una pequeña película que llega a Tribeca
Esta no es la primera vez que las uruguayas trabajan juntas en una película, y hasta ahora su unión las llevó a grandes festivales como el de Berlín (con el filme Tanta agua) o el Festival Internacional de Cine de Montevideo, donde presentaron Alelí en 2019.
En este caso, Agarrame fuerte llegó a Tribeca siendo una película sin financiación externa y con un equipo de pequeño tamaño: “La realidad es que la hicimos con un solo fondo, no salimos a buscar financiación y filmamos con un equipo bastante chiquito”, indica Guevara.
Más allá del dinero, destacan el “apoyo de un montón de gente” que participó en el proyecto: “Es ese tipo de películas que si no tienes ganas de hacer, no las haces, porque no hay una contraparte económica que te cambie. Tuvimos suerte de que los que eran amigos nos apoyaron y los que no, se acabaron convirtiendo en amigos”, señala Jorge.
Fuente: EFE.