A una periodista, –que se omite el nombre por protección– activista por los derechos humanos y feminista, hace años la amenazaron de muerte por posicionarse en redes sociales sobre un caso de feminicidio. La amenaza fue a través de Twitter, ahora denominada como red social X.
La periodista tuvo miedo, pidió ayuda a su entorno y denunció el caso al Ministerio Público. Tras la denuncia, la persona borró la cuenta y no se logró recuperar los datos, por ello el caso se estancó.
Este es uno de los tantos testimonios que se exponen en la investigación sobre La violencia digital de género a periodistas del Paraguay, que se presentó la semana pasada en Asunción. Este es un estudio exploratorio de la Asociación de Tecnología, Educación, Desarrollo, Investigación, Comunicación, que es más conocida por sus siglas (Tedic).
Amenazas de muerte, discursos de odio, difamaciones, doxing, acoso en línea son algunas de las situaciones que viven las mujeres periodistas en Paraguay. Los ataques en línea son frecuentes en esta era digital y ponen en jaque a la libertad de expresión de las periodistas, que por posicionarse en temas sociales, feministas y de derechos humanos son víctimas de violencia digital. A veces, las periodistas se autocensuran para evitar los ataques porque a veces hay que saber elegir las luchas diarias.
Este tipo de violencia es un fenómeno reciente, pero cuyo espacio en línea también puede replicar las mismas formas de violencia de género del ámbito offline, escriben Lina Cuellar y Sandra Chaher, en la investigación Ser periodistas en Twitter - Violencia de género digital en América Latina del año 2020.
El informe de Tedic concluye que las periodistas enfrentan 12 formas de violencia en línea y que “la cobertura de temas sensibles, el ejercicio de un periodismo crítico y el género de las periodistas son factores desencadenantes de esta violencia”.
La hostilidad en el mundo online contra las periodistas generalmente es por su aspecto físico, su capacidad intelectual, su activismo feminista, edad, identidad de género, es decir, por ser mujer.
“Yo veo que el ataque a las mujeres es mucho más personal. Generalmente, tiene que ver con tu vida, con tu físico, con tu profesión”, es el testimonio de otra periodista, que recopila la investigación.
En este documento se exponen los datos que nos permiten a las periodistas demostrar la violencia en línea que se vive diariamente, no solo por parte de trolls sino que también a veces por parte de las fuentes.
Es una evidencia que debe impulsarnos como gremio –y coincido con Tedic– en la necesidad de fortalecer las medidas de protección y promover capacitaciones en seguridad digital, como herramientas para naufragar en estos tiempos difíciles, en la que la violencia también es digital.
Por cierto, seguro recibiré ataques en línea por escribir sobre este tema, pero los tomaré como un cumplido.