27 abr. 2025

Al partir el pan

Hoy meditamos el Evangelio según San Lucas 24,13-35.

“¿No es verdad que ardía nuestro corazón dentro de nosotros, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?”.

Mientras celebramos la Pascua, contemplamos de nuevo el camino hacia Emaús, acompañando a Cleofás y al otro discípulo, que dialogan con su incógnito compañero. La viveza del relato nos facilita unirnos a la comitiva, y descubrimos que cada uno de nosotros ha sido alguna vez Cleofás. La experiencia de un pasado mejor, unas esperanzas que no se han cumplido nos encaminan hacia la nostalgia, la tristeza y la derrota. No habíamos contado con el autor de la Vida, que da sentido a la nuestra.

Y Jesús sale a nuestro encuentro, como el pastor que va en busca de la oveja perdida (cf. Mateo 18,12). Él ha dado la vida por sus ovejas, nos considera sus amigos; de hecho su Palabra nos ha llenado, hemos creído en sus obras, incluso con humildad hemos aceptado sus reproches. Él quiere a toda costa salvarnos, porque “esta es la voluntad de Aquel que me ha enviado: que no pierda nada de lo que Él me ha dado, sino que lo resucite en el último día” (Juan 6,39).

Maravilla el modo sencillo como Jesús irrumpe en la escena: de incógnito, preguntando y escuchando el motivo de aquella triste discusión. Luego son los discípulos quienes le escuchan. Y las cosas empiezan a cambiar.

De la tristeza pasan al ardor, de considerarlo un extranjero a querer que se quede con ellos y reconocerlo vivo cuando partió el Pan. Jesús se hizo para sus discípulos Camino, Verdad y Vida (cf. Juan 14,6). Así desea seguir irrumpiendo el Maestro en nuestra vida diaria, cuando nos perdemos en nuestras tristezas y desilusiones. Y así quiere que hagamos también nosotros con nuestros amigos. Gustaba a San Josemaría, al meditar esta escena, considerar que el cristiano es también Cristo que pasa: “Cada cristiano debe hacer presente a Cristo entre los hombres; debe obrar de tal manera que quienes le traten perciban el bonus odor Christi (2 Corintios 2,15), el buen olor de Cristo; debe actuar de modo que, a través de las acciones del discípulo, pueda descubrirse el rostro del Maestro”.

(Frases extractadas de https://opusdei.org/es-py/gospel/evangelio-feria-iv-primera-semana-pascua/).