El análisis, elaborado por el grupo encargado de vigilar las sanciones a Somalia, contradice el mensaje de que la insurgencia está debilitándose y avisa de que el grupo sigue siendo una gran amenaza para el país africano.
“Contrariamente a las ideas prevalentes de que la lucha contra la insurgencia y contra el terrorismo está dando frutos, el grupo de supervisión considera que la situación de la seguridad en Somalia no ha mejorado”, señaló el texto.
En ese sentido, hace hincapié en que Al Shabab “conserva la capacidad operacional para lanzar ataques a gran escala” contra la misión de la Unión Africana desplegada en Somalia (AMISOM), tal y como muestran varias acciones “complejas” desarrolladas por los terroristas este año en Mogadiscio.
Además, la ONU advierte de que la milicia está en disposición de cometer nuevos atentados fuera del país y recuerda que tiene “la autoproclamada motivación” de atacar a países que aportan tropas a esa operación internacional.

La última gran acción de Al Shabab fuera de Somalia tuvo lugar en abril de 2015, cuando un comando terrorista tomó la Universidad de Garissa, en Kenia, y mató a casi 150 personas.
En los últimos meses, los yihadistas han optado por una estrategia de confrontación directa y han lanzado varios ataques contra bases militares de la AMISOM y han matado a centenares de soldados.
También han cometido numerosos ataques contra hoteles y restaurantes de la capital, y han amenazado con intensificar las acciones en el país, donde el 30 de noviembre está prevista la celebración de las elecciones presidenciales, que han sido aplazadas en varias ocasiones.
La milicia islamista lucha por derrocar al Gobierno Federal e instaurar un Estado islámico de corte wahabí en Somalia, donde controla grandes extensiones de territorio en el sur y el centro del país a pesar de que en el último año ha sufrido grandes pérdidas.