Fujimori, de 80 años, salió en un vehículo oficial escoltado por agentes del Instituto Nacional Penitenciario (INPE) y acompañado por su hijo Kenji Fujimori, después de recibir el alta médica en este centro de salud privado.
Decenas de seguidores del ex mandatario (1990-2000) protestaban en los exteriores de la clínica por su ingreso nuevamente en la cárcel, tras la revocación del indulto otorgado en 2017.
“No podemos ocultar la tristeza y la desazón que pueda sentir Alberto Fujimori en este momento (...) por el hecho que retoma este calvario, producto de un sinnúmero de presiones políticas y mediáticas”, comentó el médico personal del ex presidente, Alejandro Aguinaga, a los periodistas en los exteriores del centro médico.
El galeno informó que Fujimori ha estado con los psicólogos de la clínica porque “no es de hierro, tiene sentimientos, y esta situación lo deprime”.
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“Estas situaciones lo único que hacen es incentivar al morbo popular contra Alberto Fujimori”, se quejó Aguinaga, tras criticar que la orden judicial de su regreso a prisión no haya tenido en cuenta su avanzada edad y su condición de ex presidente.
La salida de Fujimori del centro médico tomó todo el miércoles, dado que había una orden de captura, que tenía que anularse antes de que pueda ser trasladado a la cárcel de Barbadillo, donde también se encuentra la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía Nacional (Diroes).
Durante esa espera, el ex mandatario tuvo tiempo para escribir una carta, de su puño y letra, donde afirmaba que el final de su vida está cerca, tal como compartió en su cuenta de Twitter.
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“Tengo casi 12 años preso y hoy me están llevando de nuevo a la cárcel. ¿No es eso suficiente?”, expresó Fujimori.
El ex gobernante se dirigió a sus hijos y nietos para decirles que está seguro de que “el juicio de la historia será más justo que el juicio de los enemigos políticos conmigo”.
“Y que cuando todas estas injusticias hayan terminado, miren el Perú que hoy tenemos y me recuerden con la convicción de que todo lo malo que me tocó vivir, al final de mi vida, valió la pena”, expresó Fujimori.
Por su parte, su hijo Kenji agradeció “las muestras de solidaridad a mi padre”, dado que sus simpatizantes estuvieron en los alrededores de la clínica durante todo el día con carteles que pedían “Fuerza chino”, “por la paz y la reconciliación” , “el pueblo está contigo”.
El suspendido congresista agregó que “estos momentos me han enseñado mucho a madurar y tomar las cosas con serenidad. La vida nuevamente me pone una prueba de fortaleza y amor”, mediante un mensaje compartido en Twitter.
El ex gobernante recibió este miércoles el alta médica de la clínica particular Centenario, después de haber estado internado 112 días, y es trasladado por agentes penitenciarios a la prisión de Barbadillo, donde estuvo internado entre 2007 y 2017.
En diciembre de 2017, el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski le otorgó un indulto humanitario, tras un aparente acuerdo político con su hijo Kenji, que un juez revocó en octubre pasado por irregularidades en su tramitación.
Fujimori deberá terminar de cumplir los aproximadamente 13 años que faltan de su condena por las matanzas perpetradas por el grupo militar encubierto Colina y el secuestro de un empresario y un periodista en 1992.