En medio de la desesperación, los padres y amigos optaron por buscar en tiendas de plaza, otros a la buena voluntad. Pasadas las 17.30 culminó el examen y los dioses de último año fueron a buscar a los bichos ingresantes para dar rienda suelta a la fiesta de bautismo. “El cabello crece, la pintura se quita, pero el ingreso no se olvida”, advertía un cartel en la explanada de la Facultad. Así fue. Con cortes de cabello, retazos de jeans, espuma de carnaval, bebidas alcohólicas para resistir a los 6 y 5 años de carrera, los dioses disfrazados del Viejo Decano y otros celebraron con los bichos.
Los ingresantes sumaron puntos en Biología, Castellano, Química, Anatomía y Ciencias Exactas. La materia que más complicó fue Castellano, por eso los que ingresaron gritaron eufóricos durante el festejo: “¡Castellano nunca más!”. Antes del concierto de Talento de Barrio y los Verduleros. En Santa Rosa del Aguaray, la fiesta fue tranquila, un brindis familiar, pero la alegría de los 40 nuevos alumnos fue similar a la de los 190 de Asunción. Mientras los 733 que quedaron fuera interpretaron un papel secundario y se marcharon desconsolados de ambas sedes.